- Trabajo y estudios. Parece que la carrera no te gusta demasiado y que el mundo laboral no es lo que pensabas. ¿Estos estudios los elegiste por iniciativa propia, por presión social, por influencia familiar? En caso de que no fuera una elección totalmente libre o vocacional, es normal que te sientas así. En todo caso, me gustaría que pudieras hacer una tabla con dos columnas, poniendo en una de ellas aquellas cosas que ya no se pueden cambiar y aquellas que sí. Por ejemplo: no se puede cambiar la carrera estudiada, sí se puede cambiar aquel sector/puesto laboral al que te gustaría dedicarte/probar. De la columna de cosas que puedes cambiar, intenta imaginar aquellas metas a las que te gustaría aspirar y, para cada meta, escribe acciones que te acerquen a cada una de las metas. Es recomendable comenzar por aquellas metas más fáciles de alcanzar, e ir proponiendo acciones que vayan de menor a mayor dificultad. Y recuerda que no se trata tanto de cuánto tardes en alcanzarlas, sino de plantearte si aquellas acciones propuestas te acercan a aquello que quieres.
- Ocio. Haces deporte porque sabes que es bueno pero no lo disfrutas. ¿Anteriormente disfrutabas de ese deporte? ¿Hay otros deportes que no hayas probado y te suscitan curiosidad? ¿Hay actividades que te han proporcionado bienestar anterior y actualmente no las haces? Vamos a hacer una pequeña lista de actividades gratificantes que puedas implementar en tu día a día, experimentar cómo te van sentando, e ir aumentando dificultad progresivamente. Pueden ser pequeñas cosas como introducir alimentos que te gusten, probar alguna actividad diferente o incluir algún factor de novedad en el deporte que realizas (por ejemplo, hacerlo en un lugar diferente, cambiar algún movimiento, buscar referentes, añadir dificultad…).
- Relaciones sociales. ¿Las relaciones sociales fueron satisfactorias en el pasado y han dejado de serlo? ¿Hay elementos de la interacción verbal y del tipo de actividades que realizáis que contribuyan a mantener ese estado de insatisfacción? De nuevo, vamos a poner sobre el papel una serie de características que, para ti, deba reunir una amistad de calidad, y pregúntate si actualmente tus vínculos las cumplen. Piensa si estás en el ambiente en que te gustaría estar, o si ampliando el tipo de ambientes en los que te relacionas podrías encontrar otro tipo de afinidades.
- Pareja. Sientes presión por formar una familia. ¿De dónde viene esa presión: de la familia, de tu propia pareja, ¿de la sociedad…? En ocasiones transmitir esta inquietud a nuestra pareja puede ser esclarecedor y detener esa tendencia a darle vueltas a la cabeza. Por ejemplo: ‘oye, he estado pensando que me siento presionado por seguir este camino, y realmente no sé si es lo que quiero o si estoy preparado, ¿cómo es esto para ti?’
Listados
- Ansiedad y preocupación constante: Los malos presentimientos, el dolor en el pecho y el nerviosismo son manifestaciones comunes de la ansiedad. Cuando la ansiedad se prolonga o aparece ante muchas situaciones, puede ser útil entender qué la ocasiona y cómo manejarla de forma gradual.
- Falta de motivación y tristeza: La pérdida de interés en actividades que antes disfrutabas y la sensación de que tu vida “va cuesta abajo” pueden ser signos de que estás atravesando un periodo de desgaste emocional. Este estado no es una muestra de debilidad ni algo que debas enfrentar sola.
- Inseguridad y autocrítica: Tus pensamientos acerca de cómo te ven los demás, la ansiedad frente a cambios en los comportamientos de tus amigos o compañeros, y la dificultad para expresar tus emociones sin llorar reflejan una alta sensibilidad hacia tu entorno. Esto no es algo negativo, pero trabajar en tu autoestima y en cómo interpretas las situaciones podría ayudarte a sentirte menos vulnerable.
- Empieza con pequeños pasos: No intentes resolverlo todo a la vez. Por ejemplo, enfócate en identificar una cosa que puedas hacer hoy para sentirte un poco mejor, como salir a caminar, escribir tus emociones o practicar técnicas de respiración.
- Habla con alguien de confianza: Aunque sea difícil al principio, encontrar a alguien que te escuche, como un amigo y/o familiar, puede ser el primer paso para sentirte menos sola con estas emociones.
- Busca ayuda profesional: Los sentimientos y síntomas que describes son comunes y tratables con apoyo psicológico. Un terapeuta puede ayudarte a identificar las raíces de lo que sientes y trabajar contigo en estrategias para manejar tu ansiedad, tristeza y autocrítica.
- Le ofrezcas apoyo sin presionarla, brindándole información sobre terapias como EMDR, pero respetando su ritmo y decisión.
- Valides sus emociones, mostrándote empático con lo que siente y reforzando la idea de que su experiencia merece cuidado y atención.
- Cuides también tu bienestar emocional, buscando apoyo si lo necesitas, para que puedas estar en equilibrio mientras la acompañas.
Hola Laura,
Gracias por compartir tu historia y por abrirte sobre algo tan importante y personal. Es natural que estas situaciones generen emociones intensas porque están profundamente conectadas con la relación con nuestra madre, que es una figura muy significativa en nuestras vidas.
Desde pequeños, la educación social nos enseña a considerar a nuestros padres como personas dignas de amor incondicional, independientemente de las circunstancias. Esta expectativa puede hacer que poner límites se sienta como algo “incorrecto” o que genere culpa, ya que entra en conflicto con la idea inicial de cómo deberían ser las relaciones familiares.
La culpa que sientes cuando decides alejarte o protegerte es una señal importante. Quizás podrías reflexionar sobre qué te está diciendo esa culpa: ¿Realmente refleja que has hecho algo malo o es más una respuesta automática a la educación y los valores que recibiste? Preguntarte si la culpa coincide con tus emociones reales puede ser un buen ejercicio para discernir lo que necesitas.
Es fundamental recordar que poner límites no es un acto de egoísmo ni de rechazo. Los límites son herramientas necesarias para protegerte y cuidar tu bienestar emocional. En relaciones complicadas, como la que describes, los límites te ayudan a mantenerte a salvo y a preservar tu salud mental. Esto no significa que no ames a tu madre, sino que también necesitas respetar tus propias necesidades y límites para poder estar bien contigo misma.
Si sientes que esta situación sigue generando mucho malestar y te cuesta manejarla por tu cuenta, en nuestra fundación podemos ofrecerte atención psicológica personalizada para trabajar en estos aspectos y ayudarte a encontrar un equilibrio que te permita gestionar esta relación de forma más saludable.
Estamos aquí para lo que necesites.
Respondido por: EQUIPO DE PSICOLOGÍA A TU ALCANCE.
Un abrazo.
- Teléfono de la Esperanza: 024. Teléfono gratuito que atiende 24/7 donde hay personal cualificado para situaciones como la tuya.
- App Prevensuic: Del gobierno estatal, que te puede ayudar con muchos recursos de distinto tipo.
- Teléfono 112: En caso de que el riesgo sea inminente.
- Asistir a Urgencias de tu hospital de referencia: Si aún no estas en tratamiento psiquiátrico te puedan ayudar.
Respondido por: EQUIPO DE PSICOLOGÍA A TU ALCANCE.
Hola, Fabiola:
La respuesta a las consultas realizadas en este consultorio virtual es gratuita. A través de este canal de comunicación recibimos vuestras preguntas y nuestro equipo de psicólogas y psicólogos responde de manera generalista a la consulta.
Si lo que deseas es una atención psicológica personalizada, puedes contactar con el equipo de Psicología a tu alcance, un programa que ajusta la tarifa de las sesiones a la situación socioeconómica de cada persona. Para trasladar tu caso, puedes cumplimentar este sencillo cuestionario y contactarán contigo:
Muchas gracias por tu consulta.
Recibe un saludo afectuoso.
Hola,
Respondido por: EQUIPO DE PSICOLOGÍA A TU ALCANCE.