Constelaciones familiares, la peligrosa pseudoterapia que nos conecta al mundo de los muertos

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La mayoría de nosotros tenemos conocimiento, al menos aproximado, de lo que es una terapia alternativa o pseudoterapia y de su pretensión de instaurarse en nuestro sistema de salud como solución falsamente eficaz para problemas tanto físicos como psicológicos, algo que ha disparado la alarma de los profesionales de salud.

Algunas de estas pseudoterapias revisten especial peligrosidad por las graves consecuencias negativas que, tanto por acción como por omisión, tienen sobre la salud. Es el caso de las constelaciones familiares, desarrollada en los años 90 por el teólogo y espiritualista alemán Bert Hellinger, y definidas por él mismo como uno de los métodos más eficientes de asesoramiento holístico.

Dado que las pseudociencias se desarrollan en un ámbito de espiritualidad cuyos fundamentos teóricos pueden tener un origen común, señalaremos a partir de ahora los conceptos o expresiones más definitorias de la doctrina y, en general, aquellos relacionados más usados en pseudociencia, con el objetivo de que sean fácilmente detectados por el lector.

Afirmaba el creador de las constelaciones familiares, que estas son aplicables a todo tipo de conflictos y problemas de familia, a los cuales estaban dirigidas en exclusiva en su origen, siendo también aplicadas en la actualidad, según la propia web de Hellinger, en empresas y organizaciones, en el cuidado de la salud, en el sistema legal y en el campo de la pedagogía y la educación. Desde las constelaciones se afirma que se puede tratar casi cualquier problema o patología, desde una simple cefalea hasta la ansiedad o una depresión, TDAH, adicciones, problemas alimentarios, dificultades de habilidades sociales, problemas familiares o de pareja, problemas de agresividad, infertilidad, insatisfacción laboral o dificultades para alcanzar el éxito en nuestros objetivos profesionales o, incluso, se atreven a abordar casos clínicos especialmente delicados como pueden ser las secuelas del abuso sexual y del abuso sexual infantil o enfermedades graves, como el cáncer.

Para poder ampliar el ámbito de aplicación, se afirma en la web que es precisamente Constelaciones familiares Original Hellinger®, por supuesto, quienes muestran qué personas o miembros tienen derecho a pertenecer a su familia, indicando que, además de los parientes consanguíneos, otras personas también suelen ser parte de una solución del problema.

Así, han creado su propia “ciencia”, que paradójicamente no se somete al método científico, requisito para ser considerada como tal: la Hellinger Sciencia, la ciencia de todas nuestras relaciones.

Pero, además de las propias constelaciones, desde las constelaciones familiares se ofrece un tipo de meditación llamada Cosmic Power, la cual promete descubrir el secreto para alcanzar la paz interior, el equilibrio y una nueva fuerza vital, para reducir el estrés, calmar tus pensamientos, aumentar tu conciencia y experimentar una profunda relajación y conexión con tu subconsciente. Para desbloquear el verdadero potencial de tu mente y vivir una vida más feliz y plena.

¿Cuál es la idea principal que sustenta la práctica?

Las constelaciones familiares se basan en la creencia de que existe una herencia familiar o efecto residual de las vivencias de una persona, de sus conflictos, de sus miedos o preocupaciones familiares, de sus culpas no gestionadas y de sus comportamientos problemáticos, los cuales pueden tener relación con ciertas experiencias negativas vividas. Por ejemplo, haber sufrido una victimización sexual o violencia doméstica, haber vivido un divorcio complicado o una infidelidad, la pérdida traumática de un ser querido, haber sufrido un proceso doloroso de inmigración, haber ido a la guerra, haber sufrido una adicción, etc., que suponen conflictos no resueltos y que a su vez pueden ser replicados de manera inconsciente por futuras generaciones o cuyas consecuencias son heredadas y se manifiestan como problemas físicos, psicológicos o emocionales y/o relacionales.

Hacen hincapié en las personas excluidas u olvidadas por la familia, afirmando que estas toman posesión de un descendiente sin que este se dé cuenta, y se hacen presentes en la familia, retomando su lugar (restableciendo el orden familiar) a través del mismo. El descendiente asume los sentimientos, y en ocasiones los síntomas, del miembro excluido y, en última instancia, su destino, proceso al cual llaman implicación.

Los seguidores de las constelaciones defienden que, durante las mismas, una especie de supuesta energía o consciencia familiar, una conciencia inconsciente, une a los familiares del cliente y toma el control de las personas voluntarias que se encuentran inmersas en el ejercicio, lo que les permite tomar el rol de los primeros para equilibrar el orden familiar en cualquier punto en el que se haya producido un desequilibrio según los 3 principios en los que se basa (para más información, visitar documento completo en la biblioteca de la web), y para sanar mediante la búsqueda de ese equilibrio las tensiones o conflictos no resueltos y que han sido heredados, permitiendo finalmente al cliente experimentar las relaciones de una forma más consciente.

Como sucede con la mayoría de pseudoterapias, el modelo teórico que representa las constelaciones familiares incluye conceptos o constructos que proceden de otras teorías igualmente pseudocientíficas, como pueden ser el concepto de inconsciente colectivo de Carl Gustav Jung y la teoría de la resonancia mórfica o campos morfogenéticos del biólogo Rupert Sheldrake, así como la numerología, la Psicología Transgeneracional, el Análisis Transaccional, la Psicología Transpersonal, la Terapia Familiar Sistémica y la Terapia Gestalt, estas dos últimas dentro de las cuales las constelaciones familiares han sido incluidas por algunos expertos. El mismo Hellinger afirmaba que la Gestalt había ejercido una gran influencia sobre su trabajo.

¿En qué consiste el procedimiento?

El procedimiento parece basarse en una escenificación de la dinámica familiar o role-playing -muy en la línea de otras prácticas como el psicodrama y la escultura familiar-, en la que el facilitador o constelador, tras hacer una serie de preguntas al cliente sobre su familia para indagar acerca de posibles traumas o problemas o conflictos en sus relaciones, le pedirá que elija a otros miembros del grupo para que interpreten a la persona a tratar, a sus familiares o ancestros o al problema o problemas a trabajar -una persona puede tener que interpretar cualquier síntoma, psicopatología o estímulo que se pretenda trabajar-.

Es decir, se despoja a la persona a tratar de la libertad de abordar su propio conflicto y se pone éste en manos de personas extrañas que no conocen nada acerca del mismo ni de las personas implicadas, ni cuentan con la formación adecuada para esa tarea.

A continuación, el constelador dará a todos ellos instrucciones de las posturas que deben tomar o de dónde deben colocarse para entrar en sintonía con lo que llaman campo del conocimiento o campo morfogenético o de resonancia mórfica y les irá indicando que modifiquen estas posturas, moviéndose o actuando según las supuestas energías que, por sugestión, creen estar recibiendo, mientras pronuncia unas frases o mantras que pretenden ser sanadoras. El constelador indica a los participantes las frases exactas que deben decirse entre los miembros participantes para sanar el conflicto de unas personas a las que no conocen, algunas de las cuales, en ocasiones, ya han fallecido –hacemos aquí hincapié en la dimensión sobrenatural de la práctica- mientras que la única persona que realmente forma parte de ese conflicto se mantiene como mera espectadora de lo que supuestamente sus familiares le están diciendo a ella (a la persona desconocida que interpreta el rol de ella).

Se afirma que cuando los participantes entran en resonancia, de manera cuántica se refleja su propio problema y al mismo tiempo proporciona impulsos para una solución. Es habitual en pseudociencia tomar conceptos científicos y malinterpretar su significado, o modificarlos mínimamente, quizás con la combinación de varios términos, para pretender que la ciencia avala sus postulados, por una confusión que es muy esperable. El misticismo cuántico es muy recurrido en este tipo de materia.

A lo largo de la práctica, el constelador irá preguntando a los participantes cómo se sienten, y la forma en la que estos -que por sugestión creen estar experimentando los pensamientos y emociones de los familiares que interpretan- verbalicen sentirse, será tomada como una interpretación de la dinámica familiar real del cliente y de la situación en la que se encuentran los posibles conflictos existentes entre ellos en cada momento del ejercicio. La modificación de las posturas en la búsqueda de unas en las que los participantes digan sentirse mejor, y las verbalizaciones guiadas por el constelador que realicen, llevarán al cliente a descubrir la verdad y a cerrar el ejercicio, tomando finalmente su propio rol en la búsqueda del equilibrio familiar.

Según la web de Hellinger, todo lo que debe hacer un representante es dejarse abarcar por un movimiento que lo invadirá (y al que no podrá resistirse). No debe pensar ni interpretar. El único requisito es que nos permitamos ser atrapados por él (por el movimiento) sin nuestros propios deseos e intenciones. Eso significa: estar abiertos y ser pequeños frente al movimiento. Se nos presentan aquí dos máximas habituales en pseudoterapia: no pensar para no ejercer espíritu crítico sobre la información recibida, habitualmente impuesta como condición necesaria para la supuesta eficacia, y por otro lado estar abiertos a aceptar precisamente que alguien nos dé una información y creerla a pies juntillas sin contrastarla, aceptando que se está ante algo que es más grande que uno mismo, algo que no se puede medir ni poner en duda, y cuyo origen no puede ser realmente explicado de manera racional.

En definitiva, las constelaciones, no tienen explicación en el mundo terrenal y no pueden demostrar su eficacia, sino que se solicita al cliente, en ocasiones víctimizado y/o enfermo, un acto de fe.

Por último, los consteladores también realizan sus intervenciones de forma individual (constelación familiar simbólica), sin necesidad de la presencia de colaboradores, en cuyo caso utilizan muñecos o figuras (como los muñecos Playmobil), figuras de ajedrez o plantillas en el suelo, entre otros, para representar al resto de miembros de la familia.

Consecuencias de las constelaciones familiares:

Individuales o grupales, lo más importante es que las constelaciones familiares están consideradas hoy en día como una de las pseudoterapias más peligrosas para la salud mental, con consecuencias tan fatales como las siguientes:

  1. Atención sanitaria tardía por la demonización de los tratamientos médicos y la introducción en el cliente de la falsa creencia de que está siendo tratado para su problema.
  2. Pérdida de autonomía y responsabilidad, al demonizar el derecho a la libertad personal, que pierde valor frente al pensamiento colectivo.
  3. Afectación de las relaciones familiares y riesgo de aislamiento del entorno cercano, por el carácter sugestivo del procedimiento, con la posibilidad de que se induzcan en el cliente pensamientos negativos acerca de la relación que mantiene o mantuvo con su familiar y, en el peor de los casos, recuerdos falsos de carácter negativo y/o traumático -como puede ser una presunta victimización, cuyos recuerdos reprimidos afloran de repente con ayuda del constelador-.
  4. Promoción de creencias discriminatorias, con argumentos que, por ejemplo, niegan la homosexualidad, a la que consideran una manifestación de los deseos sexuales de un antepasado, y promueven ideas machistas, por la habitual culpabilización de la mujer en sus argumentos.
  5. Justificación de toda violencia y culpabilización a las víctimas de delitos, al considerar que todo acto violento es un intento de restablecer el presunto equilibrio familiar, y al afirmar que las víctimas de dichos actos han elegido inconscientemente su fatal destino con el mismo objetivo.
  6. Obstaculización de la denuncia por parte de la víctima y consecuente invisibilización de la criminalidad, al promoverse, en cualquier caso, la búsqueda de un perdón mutuo entre víctima y victimario, en el que éste último no sea juzgado ni condenado por los delitos cometidos, sino aceptado tal como es, pues se considera que sus actos son resultado de esa herencia familiar que los consteladores defienden.
  7. Negación del origen multifactorial de la enfermedad y culpabilización de los enfermos, dado que igualmente se entiende que enfermar es una elección inconsciente, llegándose a afirmar que, en ocasiones, como sucede según sus defensores con la esquizofrenia, la enfermedad tiene su origen en el reino de los muertos.
  8. Aumento del riesgo de problemas psicológicos, de nuevo por la gran sugestión que se da en sus prácticas, que pueden consistir en varias sesiones de largas horas y en las que el constelador carece de la cualificación necesaria para valorar, si es que lo solicita, el historial clínico de los clientes participantes con el objetivo de prevenir posibles problemas psicológicos resultantes de una experiencia emocional tan intensa.
  9. Pérdida económica, al invertir el cliente en una terapia que carece de eficacia para tratar su problema, más aún cuando existe la posibilidad de que se le oferten cursos formativos con la promesa de convertirle en un futuro constelador.
  10. Impunidad, dado que no es necesario contar con una titulación reglada ni estar colegiado para trabajar con las emociones de personas que, en no pocas ocasiones, presentan problemas psicopatológicos de base. El vacío legal de las pseudoterapias dificulta poder denunciar las terribles consecuencias clínicas que pueden darse en sus clientes.

 

Escrito por Carolina López Salas, Psicóloga y Criminóloga colaboradora del área de Atención a Víctimas de Sectas y Pseudoterapias.

 

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Referencias