Gaza no puede esperar.

Hoy, las organizaciones firmantes —los Comités Nacionales de UNICEF y UNRWA en España, Amnistía Internacional, Oxfam Intermón, Médicos Sin Fronteras, Save the Children y Movimiento por la Paz (MPDL) — alzamos nuestras voces como una sola. Las alzamos porque el sufrimiento de la población palestina es insoportable.
Las alzamos porque en Gaza, con cada día que pasa, algo esencial de nuestra humanidad se desmorona.

Nos dirigimos a los gobiernos, a líderes políticos, a las instituciones internacionales, a los medios de comunicación, a las organizaciones de la sociedad civil y, sobre todo, a todas las personas que  aún no han renunciado a su conciencia ni a su capacidad de indignarse ante los actos de barbarie que el actual gobierno y el ejército de Israel están cometiendo en Gaza.
En menos de dos años, más de 55.000 personas han sido asesinadas, más de 18.000 son niños y niñas. Más de 127.000 han resultado heridas, muchas con amputaciones, quemaduras,  mutilaciones y traumas imposibles de sanar. Después de los ataques cometidos por Hamás, matando a 1.200 personas muertas y tomando alrededor de 250 rehenes el 7 de octubre de 2023, Gaza ha pasado a convertirse en el escenario del sufrimiento humano más desgarrador de nuestro tiempo. Se ha transformado en un símbolo brutal del dolor.
El impacto mental es inenarrable, los niños y niñas nos hablan de una desesperanza total hacia el futuro. Y todavía seguimos buscando palabras que estén a la altura de este infierno, porque ya no alcanza el lenguaje para describir tanto dolor.

Prácticamente toda la población de Gaza vive desplazada y asediada, sin un lugar seguro donde refugiarse. Más de la mitad son niños y niñas. Como consecuencia del asedio total impuesto por las autoridades israelíes el 2 de marzo, el 100% de Gaza corre ahora riesgo de hambruna, según Naciones Unidas. Más de medio millón de personas están en fase 5 de hambruna catastrófica, decenas han muerto ya y seguirá sucediendo si el Gobierno de Israel no permite la entrada de ayuda humanitaria masiva.

La protección y asistencia especiales que el Derecho Internacional Humanitario otorga a la infancia —y que constituyen una obligación legal para las partes en conflicto— no se han cumplido. Asesinados o mutilados, cercados por el hambre y el miedo, niños y niñas están siendo afectados de forma desproporcionada por este conflicto. Más de 41.000 han perdido a uno o ambos de sus progenitores. El impacto es tan profundo que ha sido necesario acuñar un nuevo término para describir a aquellos que han sobrevivido, “niños y niñas heridos, sin familiares supervivientes”.

Los ataques contra la población civil, la destrucción de infraestructuras esenciales, la obstrucción sistemática de la acción humanitaria, la privación del agua y de la comida, así como el  desplazamiento forzoso constituyen graves violaciones del Derecho Internacional Humanitario.

El sistema de salud ha colapsado. Al menos el 94% de todos los hospitales de la Franja de Gaza están dañados o han sido destruidos. La atención médica está siendo sistemáticamente atacada en toda Gaza. Quienes sobreviven a los bombardeos mueren por falta de cuidados básicos. Los equipos médico-humanitarios se están viendo obligados a curar heridas sin analgésicos y a racionar
medicamentos esenciales. En los quirófanos han tenido que operar sin electricidad.

A esta devastación se suma un modelo de ayuda impuesto por el Gobierno de Israel que excluye los principios humanitarios, a las agencias de Naciones Unidas y a las principales organizaciones humanitarias internacionales. Un modelo que, lejos de aliviar el sufrimiento, lo perpetúa. Que fragmenta, condiciona y politiza la asistencia, violando los principios fundamentales de neutralidad, imparcialidad e independencia. Este no es un sistema de ayuda humanitaria, es la militarización de la ayuda contra una población hambrienta. Facilita desplazamientos forzados, bloquea el socorro vital y consolida el castigo colectivo como arma de sometimiento. En los últimos días han sido asesinadas más de 300 personas y miles de heridas en los puestos de ayuda militarizados como consecuencia de los disparos del ejército israelí.

Mientras tanto, toneladas de alimentos, medicinas y material sanitario permanecen retenidas al otro lado de la frontera, a escasos kilómetros de quienes las necesitan con desesperación.

No podemos permitir que esta indiferencia y complicidad se instalen como norma.

No podemos aceptar que los líderes europeos y mundiales observen en silencio mientras una población entera se desvanece bajo las bombas, los escombros, la inanición y el abandono.

Este manifiesto no es una súplica.

Es un grito.

Es un puño sobre la mesa de la indiferencia.

Es un llamamiento urgente a la conciencia del mundo.

Y con cada niña y cada niño muertos, con cada madre que llora sin fuerzas, con cada familia sepultada bajo los escombros, algo de nosotros también desaparece.

En el futuro no podremos decir que no lo vimos venir. La protección es un derecho y una obligación legal que deben garantizar las diferentes partes y también la comunidad internacional.

¿Cuánto más tiene que sufrir un pueblo para despertar la acción internacional?

¿Cuántos niños y niñas más deben morir para que quienes tienen poder actúen?

Las palabras ya no bastan. Las condenas sin consecuencias no salvan vidas. Las declaraciones sin medidas concretas se difuminan. La historia no juzgará lo que dijimos, sino lo que hicimos. O no hicimos.

Hacemos un llamamiento a las autoridades israelíes para que cesen inmediatamente el castigo colectivo a los palestinos y pongan fin a su inhumano asedio de Gaza. Pedimos también que el Gobierno de Israel cumpla sus responsabilidades como potencia ocupante y que sus autoridades faciliten la entrada de ayuda humanitaria en Gaza a gran escala.

Exigimos a España, a los líderes europeos, y a los estados aliados del Gobierno de Israel, que ejerzan su influencia para lograr:

1. Un alto el fuego inmediato y definitivo.

2. La protección efectiva de la población civil, conforme al Derecho Internacional Humanitario.

3. La apertura total y sostenida de todos los pasos fronterizos para garantizar la entrada masiva de ayuda humanitaria, sin condiciones políticas.

4. El respeto y restablecimiento pleno del mandato de UNRWA y de todas las agencias humanitarias, sin criminalización ni obstrucciones políticas.

5. La suspensión de los castigos colectivos como arma de guerra, como el uso del hambre y el desplazamiento forzado.

Fundación Psicología Sin Fronteras se ha sumado a este manifiesto.

Firma aquí y ahora por Gaza. 

¿Qué entendemos por homofobia?

La palabra homofobia se empezó a usar en los años 60 para describir el miedo, desprecio o rechazo que algunas personas sentían hacia personas homosexuales. En ese entonces, muchas ideas sobre la homosexualidad estaban teñidas de prejuicios y conceptos erróneos, e incluso la ciencia consideraba que ser homosexual era una enfermedad.

Más tarde, en 1973 se eliminó del DSM-III la categorización de la homosexualidad como una enfermedad y se empezaron a reconocer socialmente los derechos del colectivo LGTB. Sin embargo, la homofobia sigue estando presente, y en la actualidad algunos autores hacen una distinción entre homofobia manifiesta y homofobia sutil. La primera, manifiesta, que es la forma más tradicional de prejuicio, se refiere a las conductas hostiles y de claro rechazo a las minorías, mientras que la segunda se refiere a la expresión sutil y encubierta del prejuicio (miradas, estereotipos, etc.).

Hoy en día la conceptualización de la homofobia se ha ampliado, gracias a los trabajos de Herek en 2004, que exponían las limitaciones del término y proponían otros términos alternativos como estigma sexual, heterosexismo o prejuicio sexual, para entender mejor cómo se estructura la discriminación hacia las personas no heterosexuales.

Homofobia interiorizada

La homofobia interiorizada ocurre cuando personas homosexuales o bisexuales interiorizan las ideas negativas que la sociedad ha transmitido sobre la homosexualidad. Esto puede suceder incluso antes de que esa persona se reconozca como homosexual o bisexual. Al crecer en un entorno donde ser “diferente” se ve como algo malo, muchas personas interiorizan esas creencias y las aplican sobre sí mismas.

Esto no solo genera vergüenza o culpa respecto a su propia identidad, sino que también puede provocar rechazo hacia otras personas LGBT, negación de la orientación sexual propia o miedo a decir públicamente la propia orientación sexual. En muchos casos, esta autonegación afecta gravemente la autoestima y el bienestar emocional.

Estudios han demostrado que la homofobia interiorizada puede estar relacionada con sentimientos de ansiedad, depresión, aislamiento y, en los casos más graves, ideación suicida. No se trata solo de un problema individual, sino que es el reflejo de los prejuicios aún existentes en la sociedad.

El estrés de minorías

Las personas LGBT, y en general las personas pertenecientes a minorías sociales suelen enfrentarse a lo que se llama estrés de minorías, que se trata de un estrés provocado por vivir en una sociedad que considera ciertas identidades como inferiores o fuera de la normalidad.

Este tipo de estrés puede venir de dos formas:

  • Estresores externos (distales): insultos, discriminación, leyes injustas, violencia, rechazo familiar, etc.
  • Estresores internos (proximales): miedo al rechazo, necesidad de ocultar quiénes son, o el sentimiento de que hay algo “malo” en uno mismo.

Ambos tipos de estrés se combinan y pueden tener un impacto profundo en la salud mental. Las estadísticas muestran que las personas LGBT tienen un mayor riesgo de sufrir depresión, ansiedad, abuso de sustancias y pensamientos suicidas.

¿Qué se puede hacer? El papel de la psicología afirmativa

Frente a este panorama se desarrolló lo que se conoce como psicología afirmativa, que vino de la mano del psicólogo Alan K. Malyon en 1982 en EE. UU. y se extendió por Europa. Se trata de un enfoque que busca apoyar a las personas LGBT en el proceso de aceptarse, valorarse y vivir con plenitud. El objetivo es crear un espacio seguro donde las personas puedan cuestionar los mensajes negativos que han interiorizado, trabajar su autoestima y reconectar con su identidad de manera positiva. Este tipo de terapia puede traer numerosos beneficios, como:

  • Sensación de estar en un espacio seguro y libre de juicios en el que poder expresarte con libertad
  • Validación de tu identidad y empoderamiento: reducción de la homofobia interiorizada y construcción de una visión más adaptativa sobre uno/a mismo/a
  • Fortalecimiento de la autoestima, promoviendo la aceptación de uno/a mismo/a
  • Manejo del estrés de minorías: te puede dotar de herramientas para afrontar situaciones de discriminación
  • Acompañamiento en procesos de transición de género
  • Mejora de las relaciones interpersonales, tomando en cuenta los desafíos relacionados con la diversidad sexual y de género, y ayudando a desarrollar herramientas para mejorar las relaciones familiares y sociales

Para finalizar, y dados los beneficios mencionados de la terapia afirmativa, es recomendable que en caso de estar sufriendo algún tipo de malestar relacionado con la homofobia interiorizada, contactes con especialistas en este ámbito. En este sentido, el Mapa de recursos LGTBI+ del Ministerio de Igualdad permite buscar recursos por localización: Mapa de recursos de apoyo al colectivo LGTBI

Referencias

Balducci, J., Ferrari, S., Galeazzi, G. M., Mattei, G., Mongelli, Perrone, D. y F. Sacchetti, A. (2019). Minority stress and mental health among LGBT populations: an update on the evidence. Minerva Psichiatrica, 60(1), 27-50. DOI: 10.23736/S0391-1772.18.01995-7

Betancor, V., Coello, E., Quiles, M. N., Rodríguez, A. y Rodríguez, R. (2003). La medida de la homofobia manifiesta y sutil. Psicothema, 15(2), 197-204

Bhugra, D., Castaldelli-Maia, J.M., De Berardis, Torales, J. y Ventriglio, A. (2021). Homophobia and mental health: a scourge of modern era. Epidemiology and Psychiatric Sciences, 32(30). doi: 10.1017/S2045796021000391

Broadway-Horner, M. y Kar, A. (2022). Looking into the LGB affirmative therapies over the last f ifty years – a mixed method review synthesis. International Review of Psychiatry, 34(3 4), 392-401. https://doi.org/10.1080/09540261.2022.2051443

Herek, G. M. (2004). Beyond “Homophobia”: Thinking About Sexual Prejudice and Stigma in the Twenty-First Century. Sexuality Research & Social Policy, 1(2), 6-24

Meyer, I.H. (2003). Prejudice, social stress, and mental health in lesbian, gay, and bisexual populations: conceptual issues and research evidence. Psychological Bulletin, 129(5), 674-697. doi: 10.1037/0033-2909.129.5.674.

 

Artículo elaborado por Irene Hostalet Martínez, alumna de la Universidad a distancia de Madrid (UDIMA), participante en el Programa de Prácticas Universitarias de la Fundación Psicología Sin Fronteras.

En las relaciones afectivas —ya sean de pareja, familiares o incluso laborales— puede haber dinámicas que, aunque no dejan huella física, causan un profundo daño emocional. Una de ellas es el  gaslighting, una forma de abuso psicológico que se ha vuelto más reconocida en los últimos años por sus efectos devastadores en la autoestima y la percepción de la realidad de quien lo sufre.

¿Qué es el gaslighting?

El término proviene de la obra de teatro Gas Light (Hamilton, 1938), donde un hombre manipula a su esposa para que crea que está perdiendo la cordura. Lo hace, por ejemplo, atenuando las luces de gas de la casa y luego negando que hayan cambiado. Esta historia dio nombre a un fenómeno real que hoy conocemos como gaslighting. Es una forma de manipulación emocional crónica en la que el agresor busca que la otra persona dude de su memoria, sus pensamientos, sus emociones e incluso de su salud mental (Sweet, 2019; Sarkis, 2018).

Pero, ¿y cómo se manifiesta?

Quien realiza gaslighting no suele gritar ni amenazar de forma evidente. A menudo, se presenta como una persona “razonable”, “preocupada” o incluso “madura”, lo cual hace que sus actos pasen desapercibidos tanto para la víctima como para su entorno. Sus armas son más sutiles y consisten en negar, tergiversar, minimizar y confundir a la otra persona, minando poco a poco su seguridad emocional. Por ejemplo:

− “Eso nunca ha pasado, te lo estás inventando.” (niega directamente la realidad vivida por la otra persona, generando dudas en su memoria y percepción).
− “Estás loco/a, exageras todo.” (utiliza la etiqueta de locura o exageración para invalidar emociones, haciendo que la víctima se autocensure).
− “No seas paranoico/a, siempre ves lo peor.” (desacredita los pensamientos críticos o sospechas, reforzando la idea de que el problema está en quien siente, no en lo que ocurre).
− “Tú me haces reaccionar así.” (el agresor elude toda responsabilidad y culpa a la víctima por sus propios actos, invirtiendo los roles).
− “Si me amaras de verdad, no dudarías de mí.” (manipulación emocional que usa el afecto como moneda de cambio, haciendo que cuestionar sea sinónimo de traición).

Este tipo frases, repetidas a lo largo del tiempo, no son simples desacuerdos: son herramientas de manipulación emocional que buscan quitar la confianza de la persona en sí misma. Quien las recibe suele comenzar a preguntarse si está viendo las cosas con claridad, si es demasiado sensible, o incluso si tiene un problema psicológico.

Lo más peligroso del gaslighting es que muchas veces se presenta de forma gradual y normalizada, ya que, puede comenzar con bromas, comentarios sutiles o desacreditaciones pequeñas que no parecen importantes, pero que se van acumulando. La víctima no se da cuenta de inmediato del daño, porque suele estar emocionalmente implicada y desea conservar la relación. Es este vínculo afectivo lo que hace que la manipulación sea tan eficaz y difícil de detectar.

¿Qué consecuencias psicológicas tiene?

Los efectos del gaslighting no se manifiestan de forma inmediata. Son como una gota que cae constante, silenciosamente, hasta erosionar la seguridad interna de quien lo sufre. Al principio puede parecer solo una discusión más, una diferencia de puntos de vista. Pero con el tiempo, la víctima empieza a perder algo mucho más profundo: la confianza en sí misma.
La autoestima se debilita poco a poco. Ya no se siente seguro/a de lo que piensa, de lo que recuerda, de lo que siente. Preguntas como “¿será que estoy exagerando?”, “¿y si realmente soy demasiado sensible?” o “¿tendré un problema?” se vuelven constantes. Es como vivir en una niebla emocional, donde la confusión se vuelve la norma.
Además, aparece el aislamiento. Por vergüenza, por miedo a no ser creído/a o simplemente por agotamiento, la persona deja de hablar de lo que le pasa. Se encierra en sí mismo/a, creyendo que nadie podrá entender lo que vive. Y si lo intenta, muchas veces encuentra respuestas como “pero si parece una buena persona” o “seguro no fue para tanto”, lo que solo refuerza su sensación de estar equivocado/a.

Este proceso lleva, en muchos casos, a una dependencia emocional muy fuerte. Como ya no confía en su propio criterio, necesita que la otra persona le diga qué pensar, cómo actuar o cómo interpretar lo que ocurre. El agresor se convierte, sin quererlo, en el centro de su mundo emocional. Y en ese escenario, es fácil que aparezcan síntomas como ansiedad, tristeza profunda, insomnio o incluso problemas físicos sin causa aparente.

Lo más alarmante es que muchas veces la persona no sabe que está siendo víctima de una forma de abuso. Cree que el problema está en él/ella, que si cambia o mejora las cosas irán mejor. Por eso, visibilizar el gaslighting no solo es una tarea urgente: es una forma de cuidado, de prevención y de empoderamiento.

¿Y cómo se detecta?

Detectar el gaslighting puede ser difícil porque no hay gritos ni golpes, sino una manipulación sutil que te hace dudar de tu percepción, tus emociones y tu memoria.
Puedes empezar a sentirte confundido/a después de discutir, a disculparte por todo o a preguntarte si el problema eres tú. Poco a poco, pierdes la confianza en lo que piensas y dejas de contar lo que vives por miedo o vergüenza.

Algunas señales que pueden ayudarte a identificarlo:

  • Te sientes culpable constantemente, aunque no sepas muy bien por qué.
  • Dudas de lo que viste o lo que recuerdas, sobre todo después de hablar con tu pareja.
  • Evitas decir lo que piensas para no provocar una reacción negativa.
  • Necesitas que el otro te diga si lo que sientes es válido.

Si estas frases te suenan familiares, no estás solo/a. Escucharte y buscar apoyo puede ayudarte a salir de ese ciclo.

¿Qué hago si lo identifico?

Darte cuenta de que estás viviendo gaslighting puede ser duro, pero también es el primer paso para salir de ahí. No estás exagerando, no estás “perdiendo la cordura”: lo que sientes es válido.

Si algo dentro de ti te dice que no estás bien, escúchalo. Puedes empezar por hablar con alguien en quien confíes, alguien que te escuche sin juzgarte. También puede ayudarte mucho acudir a un psicólogo o profesional que te acompañe a recuperar tu seguridad.

Informarte, poner nombre a lo que estás viviendo, y rodearte de personas que te cuiden puede marcar la diferencia.

Y, sobre todo: mereces una relación donde te sientas seguro/a, valorado/a y libre de ser tú.

 

Referencias

  • Abramson, K. (2014). Turning up the lights on gaslighting. Philosophical Perspectives, 28(1), 1–30.
  • Durvasula, R. (2021). It’s Not You: Identifying and Healing from Narcissistic Abuse and Gaslighting. Penguin Random House.
  • Hamilton, P. (1938). Gas Light [Obra de teatro]. Londres, Reino Unido.
  • Sarkis, S. (2018). Gaslighting: Recognize Manipulative and Emotionally Abusive People—and Break Free. Da Capo Lifelong Books.
  • Stern, R. (2007). The Gaslight Effect: How to Spot and Survive the Hidden Manipulation Others Use to Control Your Life. Morgan Road Books.
  • Sweet, P. L. (2019). The Sociology of Gaslighting. American Sociological Review, 84(5), 851–875. https://doi.org/10.1177/0003122419874843

 

Artículo elaborado por Sofía Ortiz Rodríguez, alumna de la Universidad a distancia de Madrid (UDIMA), participante en el Programa de Prácticas Universitarias de la Fundación Psicología Sin Fronteras.

logo Asociación Nacional Contra la Estafa con Manipulación Emocional

Desde Fundación Psicología Sin Fronteras queremos hacernos eco de la próxima jornada que tendrá lugar el próximo lunes 2 de junio sobre Siete Retos Contra la Ciberestafa Emocional:  Cambiemos la Vergüenza de Bando, organizada por ANCEME (Asociación Nacional Contra la Estafa con Manipulación Emocional) y su presidenta Blanca Frías.

Para ponernos en contexto, la ciberestafa emocional consiste en una forma de fraude basada en la ingeniería social, es decir, que con el objetivo de un beneficio propio (económico) se manipula psicológicamente a las personas a través de sus emociones, generando engaño mediante la utilización de la empatía de la persona, sentimientos de amor, miedo o preocupación, sensación de urgencia, e incluso la esperanza de unas ganancias económicas. El estafador, con una identidad falsa, suele generar un vínculo basado en la emoción que está propiciando para solicitar dinero o datos y posteriormente, tras haber  conseguido lo propuesto, elimina toda forma de contacto y desaparece.

Algunas ciberestafas emocionales pueden ser las estafas del amor o la sextorsión. Cabe destacar la relevancia de este evento para concienciar a los afectados y a los profesionales relacionados, del problema y las consecuencias que está generando la proliferación de las estafas emocionales. Asimismo, alentar a su denuncia, ya que debido a los sentimientos que se producen en la persona por los cuales se ha llevado a cabo la estafa, experimentan un intenso sentimiento de vergüenza por haber sido víctimas de tales engaños.

En la jornada habrá ponentes de diversa índole como profesionales de la psicología, criminología, derecho y ciberseguridad, entre otros, acudiendo la presidenta de ANCEME, Blanca Frías, como un representante de INCIBE (Instituto Nacional de Ciberseguridad), Paz Velasco (jurista y criminóloga) y Jorge Coronado (Quantika14), por ejemplo.

Estaremos encantados de asistir a este evento, en este caso desde el área de Sectas y Pseudoterapias, para seguir concienciando a otros profesionales y ampliar nuestro aprendizaje en el abordaje con afectados.

Escrito por Rebeca Pozuelo. Coordinadora psicóloga del área Sectas y Pseudoterapias en Fundación Psicología Sin Fronteras.

Al profundizar en el Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH), se observa que frecuentemente se percibe a quienes presentan este diagnóstico como personas que inevitablemente “sufren”. De hecho, en diferentes espacios divulgativos como la página de la Asociación Española de Pediatría (AEPED), es común encontrar este tipo de descripciones. Sin embargo, la realidad es más compleja y rica, pues existen numerosos aspectos positivos del TDAH que pocas veces son explorados. Este artículo pretende romper con algunos prejuicios frecuentes y resaltar fortalezas asociadas al trastorno.

En primer lugar, una creencia muy difundida sostiene que el TDAH solo afecta a niños. Esta idea ha sido desmentida hace décadas; desde 1976 se han publicado diversos estudios que constatan la continuidad del trastorno en la adultez (Reyes Ticas & Reyes Ochoa, 2010). Además, investigaciones como las de Biederman et al. (2000), Hart et al. (1995), Sobanski et al. (2008) y Young y Gudjonsson (2008) destacan cómo los síntomas del TDAH evolucionan a lo largo de la vida, manifestándose de formas diversas según la edad de la persona afectada.

En segundo lugar, otro prejuicio común es considerar que los síntomas del TDAH son homogéneos y se presentan de la misma manera en todas las personas diagnosticadas. En realidad, los síntomas son únicos y dependen del contexto y las características individuales. Un estudio sobre adolescentes con TDAH concluye que la normalidad es relativa y depende del contexto individual: “No debería ser la ciencia la que decidiera lo que atraviesa o no la dimensión de lo normal, sino la vida misma en cuanto sistema de valores” (Canguilhem, 2009, citado en Araújo et al., 2019). Por tanto, no todas las personas con TDAH se sienten afectadas negativamente, y muchas logran adaptarse exitosamente a su realidad cotidiana.

El tercer prejuicio habitual limita el TDAH exclusivamente a problemas de atención. Sin embargo, el trastorno involucra también otros síntomas significativos, como impulsividad e hiperactividad motora. Como menciona Servera (2008), la atención es un concepto multicomponente que abarca muchos aspectos: alerta, activación, focalización, mantenimiento atencional, distractibilidad y  amplitud, entre otros. Reducir el TDAH solamente a dificultades atencionales es simplificar un fenómeno mucho más amplio y complejo que afecta múltiples dimensiones del comportamiento y la  vida diaria.

Más allá de prejuicios, es fundamental reconocer que el TDAH no solo trae dificultades, sino que también puede incluir beneficios importantes si se saben identificar y potenciar adecuadamente. Uno de estos beneficios más conocidos es la capacidad de pensamiento innovador o “pensar fuera de la caja”. Esta forma creativa e inusual de procesar información podría estar relacionada con un funcionamiento mental más flexible, que permite superar las limitaciones convencionales (Guerrero López, 2006).

En palabras de Guerrero López (2006): “Las personas con TDAH viven la vida con intensidad, quizás por encima de lo convencional. Como decía Oscar Wilde, quien afirmaba haber vivido intensamente su vida (e incluso su muerte), estas personas pueden atravesar la existencia como fugaces meteoros en lugar de pesados planetas, siguiendo la analogía de Jack London sobre cómo le gustaba experimentar la vida.”

Además, esta intensidad en la manera de vivir está relacionada con una notable capacidad de adaptación y resiliencia. Según la American Psychological Association (APA), la resiliencia es el proceso de adaptación positiva ante la adversidad. Las personas con TDAH frecuentemente desarrollan estrategias innovadoras y recursos personales que les permiten enfrentar desafíos cotidianos, como utilizar resaltadores para estructurar apuntes, repetir verbalmente instrucciones o priorizar tareas según complejidad. Estas herramientas pueden transformar las dificultades en oportunidades, potenciando su desarrollo personal y emocional.

Finalmente, es esencial aclarar que el TDAH no se trata de una simple falta de atención, sino más bien de una atención inconsistente. En ocasiones, puede aparecer el fenómeno del “hiperfoco”, que implica una capacidad excepcional para concentrarse intensamente en actividades o temas específicos que resultan particularmente atractivos para la persona (INECAP, s.f.).
Aunque esta característica podría percibirse como negativa en ciertos contextos, es posible transformarla en una ventaja si se emplea adecuadamente, aprovechando la motivación intrínseca y el interés personal.

Referencias

Artículo elaborado por Antonella María Pécar Bentín, alumna de la Universidad Europea de Madrid, participante en el Programa de Prácticas Universitarias de la Fundación Psicología Sin Fronteras.

El pasado jueves 8 de mayo tuvo lugar la inauguración del nuevo espacio de la Fundación Psicología Sin Fronteras, ubicado en el distrito madrileño de Carabanchel. El acto reunió a personas voluntarias, coordinadoras, representantes del patronato, entidades colaboradoras y personas vinculadas al proyecto, en una jornada dedicada a presentar el nuevo local y su finalidad social.

Esta nueva sede de Fundación Psicología Sin Fronteras, situada en la C/ Monseñor Óscar Romero, 4, es un punto de encuentro, acompañamiento y cuidado comunitario. Un espacio abierto a la ciudadanía, pensado para poner la psicología al alcance de todas las personas, acercar la salud mental a quienes más lo necesitan, sin barreras económicas, sin estigmas y con una mirada centrada en la dignidad, la escucha y el respeto.

Durante el acto, el presidente de la Fundación, Guillermo Fouce, destacó la importancia de contar con un lugar propio tras la pandemia:

“Venimos haciendo muchas cosas, pero nos faltaba recuperar un espacio de encuentro, trabajo y asistencia -tal y como teníamos antes de la pandemia provocada por la Covid-, que nos permitiese también generar identidad, construir identidad en el barrio, hacer actividades”.

Fouce subrayó también la vocación participativa y comunitaria del espacio:

“Ojalá seamos capaces entre todos y todas de darle vida, darle contenido. Estamos abiertos a propuestas para actividades, talleres. Sentid que esta es vuestra casa y decidnos qué queréis”.

Recordó también que “todas nuestras intervenciones son sin fronteras y para romper fronteras, y una de las cosas que haremos en este local es prestar asistencia psicológica sin fronteras y trabajar con vulnerabilidades de manera comunitaria, de manera colectiva”.

Por su parte, Hicham, una de las personas beneficiarias de los programas sociales de Fundación Psicología Sin Fronteras, compartió con emoción su experiencia:

“Conocí hace un año y medio la fundación. Terapia individual, reuniones, asambleas… he cogido confianza para ir hablando de lo que me ocurre, y ahora esto es una familia para mí. Están conmigo en todos los momentos malos y apoyándome continuamente. Gracias a ellos estoy cambiando radicalmente. Estoy muy agradecido. Espero que este local salga adelante. Estamos muy orgullosos”.

Durante la jornada se hizo entrega simbólica del Premio Fundación Psicología Sin Fronteras a la Relevancia Pública 2025 al músico y actor Víctor Elías, por su compromiso con la visibilización de la salud mental y las adicciones. Aunque no pudo asistir al acto, su testimonio y su labor fueron reconocidos con un cálido aplauso colectivo.

El acto incluyó también un recorrido por las distintas salas del local y un espacio participativo donde las personas asistentes pudieron dejar sus propuestas y deseos para el futuro del proyecto.

Desde la Fundación Psicología Sin Fronteras queremos agradecer profundamente a todas las personas y entidades que han hecho posible este paso. Gracias por colaborar, donar, pintar, montar, difundir, confiar y, sobre todo, por creer en otra forma de acompañar.

Además, hemos puesto en marcha una campaña de crowdfunding para seguir equipando y acondicionando este espacio. Si quieres ayudarnos puedes colaborar con una aportación económica a través de este enlace. Toda ayuda, por pequeña que sea, suma.

Acceso a la campaña de crowdfunding

Descarga aquí el cartel en el que mostramos las actividades que realizaremos en este lugar.

Premio FPSF Víctor Elías

Premio FPSF Víctor ElíasEl pasado jueves 9 de mayo, en el marco de la inauguración del nuevo espacio de la Fundación Psicología Sin Fronteras en el distrito madrileño de Carabanchel, se llevó a cabo la entrega simbólica del Premio Fundación Psicología Sin Fronteras a la Relevancia Pública 2025 al músico y actor Víctor Elías, como reconocimiento a su compromiso con la sensibilización en materia de salud mental y adicciones.

Aunque no pudo asistir al acto por un imprevisto de última hora, desde la Fundación Psicología Sin Fronteras se rindió homenaje a Víctor Elías por haber elegido compartir su historia personal desde la verdad, la vulnerabilidad y el deseo de transformar. Y es que Víctor Elías ha hablado sin tapujos sobre sus experiencias con las adicciones, el dolor emocional, el trauma infantil y el proceso de recuperación. Su testimonio ha servido de guía y esperanza para muchas personas, contribuyendo de forma directa a reducir el estigma que aún pesa sobre los problemas de salud mental.

En entrevistas, actos públicos y en su libro Yo sostenido: Historia de un juguete casi roto, Elías ha reivindicado la importancia de pedir ayuda, acudir a profesionales y construir entornos sociales más seguros y comprensivos. Su decisión de celebrar una boda sin alcohol o su participación en campañas contra el bullying son ejemplos de cómo una trayectoria personal puede convertirse en herramienta colectiva de sensibilización y prevención.

Desde Psicología Sin Fronteras valoramos especialmente su capacidad para visibilizar las heridas de la infancia, el impacto de la violencia familiar y la complejidad emocional de los procesos de recuperación. Con este reconocimiento hemos querido agradecer su labor y desearle lo mejor en todos sus proyectos presentes y futuros.

Las cárceles suelen ser percibidas como lugares oscuros y peligrosos, llenos de personas irredimibles. Sin embargo, esta visión está lejos de reflejar la realidad. Tras los muros penitenciarios habitan historias humanas, marcadas por errores, pero también por aprendizaje, resiliencia y esperanza. Es fundamental romper los estereotipos que rodean a las personas privadas de libertad y construir una mirada más empática e inclusiva hacia ellas. Dentro de los centros penitenciarios encontramos individuos con trayectorias diversas: jóvenes que cometieron errores impulsados por la falta de oportunidades, personas atrapadas en ciclos de pobreza o exclusión social, y otros que simplemente tomaron decisiones equivocadas en momentos críticos. No todas las personas encarceladas tienen problemas graves de salud mental, como a menudo se asume. Aunque las condiciones penitenciarias pueden afectar el bienestar psicológico, muchas buscan activamente reconstruir sus vidas y salir adelante.

 

Es importante recordar que quienes están en prisión no dejan de ser seres humanos. Son padres, madres, hijos e hijas con sueños y esperanzas. Muchos internos aprovechan su tiempo en prisión para reflexionar sobre sus acciones y trabajar en su desarrollo personal. Algunos estudian, aprenden oficios o participan en programas terapéuticos que les permiten imaginar un futuro mejor. Iniciativas como las desarrolladas por la Fundación Psicología Sin Fronteras son un ejemplo inspirador de cómo el apoyo psicológico puede marcar la diferencia. A través de talleres y sesiones individuales, esta organización ayuda a los internos a gestionar el estrés, mejorar su autoestima y prepararse para su reintegración social.

 

El estigma social hacia quienes han estado en prisión es una barrera enorme para su reintegración. La etiqueta de “exconvicto” pesa como una losa incluso después de cumplir su condena. Este rechazo dificulta el acceso al empleo, la vivienda y el apoyo comunitario, perpetuando un ciclo de exclusión que aumenta la probabilidad de reincidencia. Si queremos reducir el delito y construir una sociedad más segura, debemos empezar por ofrecer segundas oportunidades y romper con los prejuicios que deshumanizan a estas personas.

 

Empatizar con las personas privadas de libertad no significa justificar sus actos; significa reconocer su humanidad y comprender las circunstancias que las llevaron a cometer errores. Muchas veces, detrás de un delito hay historias marcadas por la pobreza, la violencia o la falta de apoyo familiar. Al entender esto, podemos dejar atrás los juicios simplistas y trabajar juntos para ofrecerles herramientas que les permitan cambiar. Además, mostrar empatía tiene beneficios prácticos: reduce la reincidencia y fomenta la reintegración social. Programas basados en la justicia restaurativa —que promueven el diálogo entre víctimas e infractores— han demostrado ser efectivos para sanar heridas emocionales tanto dentro como fuera del sistema penitenciario.

 

Las prisiones son un reflejo de nuestra sociedad; muestran nuestras desigualdades y fallos sistémicos. Pero también pueden ser espacios donde las personas encuentren una segunda oportunidad si les damos el apoyo necesario. Es hora de mirar más allá del delito para ver al ser humano detrás. La próxima vez que pienses en alguien privado de libertad, reflexiona: ¿qué harías tú si hubieras nacido en sus circunstancias? ¿Cómo te gustaría ser tratado si hubieras cometido un error? La empatía es el primer paso hacia una sociedad donde todos tengamos la oportunidad de empezar de nuevo, no solo beneficia a quienes están dentro; también nos ayuda a construir una sociedad más justa y compasiva. Porque al final del día, todos somos más que nuestros errores. Y todos merecemos una oportunidad para empezar de nuevo.

 

Este artículo es un llamado a romper los muros del prejuicio y mirar más allá del delito para ver al ser humano detrás. Escuchar sus historias, entender sus luchas y ofrecerles segundas oportunidades no solo beneficia a quienes están dentro; también nos ayuda a construir una sociedad más justa y compasiva.

 

Mira qué hacemos desde el área de Psicología Jurídica de Fundación Psicología Sin Fronteras.

 

Escrito por Belén Vera Álvarez, psicóloga coordinadora del área de Psicología Jurídica
De izquierda a derecha: Ana Isabel Gutiérrez, patrona de Fundación Psicología Sin Fronteras; Raquel Martí, directora ejecutiva de UNRWA España; y Guillermo Fouce, presidente de Fundación Psicología Sin Fronteras.

De izquierda a derecha: Ana Isabel Gutiérrez, patrona de Fundación Psicología Sin Fronteras; Raquel Martí, directora ejecutiva de UNRWA España; y Guillermo Fouce, presidente de Fundación Psicología Sin Fronteras.

La Fundación Psicología Sin Fronteras ha otorgado un premio a UNRWA, la agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Próximo, en reconocimiento a su labor humanitaria y psicológica en Gaza con el I Premio a la Excelencia en Psicología y Solidaridad. La entrega tuvo lugar el pasado viernes 4 de abril en Madrid, en el marco del foro “Fronteras de la vulnerabilidad”, una jornada que reunió a profesionales y estudiantes de psicología para reflexionar sobre migración y trauma desde un enfoque integrador y comprometido.

Durante el acto, la directora ejecutiva de UNRWA España, Raquel Martí, agradeció el premio y denunció que Gaza es “el conflicto más cruento que recuerda Naciones Unidas. Se han sobrepasado todas las líneas rojas que se pueden sobrepasar en los conflictos”. Y es que las cifras hablan por sí solas: más de 50.000 personas han sido asesinadas, entre ellas más de 15.000 niños y niñas. Toda la población, 2.200.000 de personas, está profundamente traumatizada. Hay más de 33.000 huérfanos y se han destruido el 95% de los hogares, el 90% de las escuelas. Según explicó en Gaza “no queda nada. Solo ruinas”.

Frente a esa realidad devastadora, UNRWA ha convertido la educación y la salud mental en prioridad. La mitad de la población en Gaza son niños y niñas, y abrir las puertas de una escuela significa ofrecer refugio, sentido de normalidad y acompañamiento psicológico.

Desde 2008 ofrece apoyo emocional en las aulas. Tras la ofensiva de 2018, UNRWA llegó a la conclusión de que la población arrastra un estrés cronificado porque es una ofensiva militar tras otra. “Es una agresión constante y un bloqueo constante”, afirmó la directora ejecutiva de UNRWA España. Así, ofrecen apoyo psicológico diario en sus escuelas todos los días, también a madres, padres y al propio personal de UNRWA.

Martí recogió el premio “en nombre de todos los trabajadores de UNRWA que han sido asesinados y del resto de personal de UNRWA que continúa afrontando su trabajo todos los días poniendo su vida en riesgo para poder llevar ayuda humanitaria, apoyo psicológico y apoyo médico a la población de Gaza”.

La entrega del galardón corrió a cargo de Ana Isabel Gutiérrez Salegui, psicóloga y patrona de la Fundación, quien afirmó que “hoy no premiamos solo una labor técnica, premiamos un ejemplo: el de quienes deciden no mirar hacia otro lado”.

Con este reconocimiento, la Fundación quiso visibilizar el trabajo de UNRWA en contextos de adversidad extrema, brindando atención psicológica, apoyo emocional, educación y ayuda humanitaria a casi seis millones de personas refugiadas de Palestina en territorios como Gaza, Cisjordania, Siria, Líbano o Jordania.

Este galardón, que forma parte de la primera edición de los Premios Fundación Psicología Sin Fronteras, reafirma nuestro compromiso con una psicología crítica, solidaria y profundamente humana, que actúe allí donde más se necesita.

 

Imagen representativa de la colaboración con ugt madrid

La Fundación Psicología Sin Fronteras (FPSF) ha suscrito un acuerdo de colaboración con UGT Madrid para poner en marcha un servicio de atención psicológica accesible, dirigido a personas trabajadoras afectadas por accidentes laborales, enfermedades profesionales o situaciones de riesgo psicosocial, así como a sus familiares.

Este convenio responde al convencimiento de que las condiciones laborales adversas pueden generar un profundo impacto en la salud física, emocional y social de quienes trabajan. Los entornos laborales inseguros o estresantes pueden derivar en accidentes, discapacidades, procesos de duelo o situaciones de vulnerabilidad emocional que afectan no solo a la persona trabajadora, sino también a su entorno familiar y social.

Y es que muchas personas requieren atención psicológica en algún momento de sus vidas, pero la respuesta de los servicios públicos es insuficiente y la atención preventiva es escasa. Además, el acceso a la terapia privada es inalcanzable para quienes se encuentran en situación de desempleo o tienen recursos económicos limitados.

¿En qué consiste el servicio?

A través de este convenio, UGT Madrid podrá derivar a personas afiliadas o atendidas por sus equipos de Prevención de Riesgos Laborales al Servicio de Atención Psicológica de FPSF. Una vez recibida la solicitud, la Fundación ofrecerá una sesión inicial sin coste, con el objetivo de valorar el motivo de consulta y asignar al profesional más adecuado.

En un plazo máximo de dos días desde la derivación, el equipo de FPSF se pondrá en contacto con la persona solicitante para concretar una primera cita. A partir de esa sesión inicial, se propondrá un plan de intervención adaptado a las necesidades de cada caso.

El convenio hace referencia a la intervención psicológica individual (presencial u online) y grupal -en función de la demanda, así como asesoría en resolución de conflictos, fortalecimiento de autoestima, apoyo emocional en procesos de duelo, orientación laboral y elaboración de informes periciales psicológicos.

¿A quién va dirigido?

  • Personas trabajadoras afectadas por accidentes laborales o enfermedades relacionadas con el trabajo.
  • Trabajadores y trabajadoras en situación de riesgo psicosocial.
  • Familiares directos de las víctimas (hasta segundo grado de consanguinidad o pareja de hecho).
  • Personas derivadas desde UGT Madrid por exposición a riesgos psicosociales.

Acceso al servicio:

Solicita información a través de la secretaría de Salud Laboral y Medio Ambiente de UGT Madrid:

☎ 915 890 988
✉ saludmental@madrid.ugt.org