Fundación Psicología Sin Fronteras comprometida con el buen uso de la psicología y el combate activo contra las pseudoterapias y las pseudociencias
Desde la Fundación Psicología Sin Fronteras queremos manifestar, una vez más, nuestra firme defensa de la profesión y sus principios de ejecución desde el rigor y la objetividad así como nuestro firme compromiso con técnicas y prácticas que están validadas.
En el ejercicio de nuestra profesión, nos estamos encontrando con compañeros psicólogos y compañeras psicólogas que aplican prácticas que en la actualidad no se encuentran basadas en la evidencia científica y pueden ser perjudiciales para la salud psicológica de la persona.
Puesto que estamos trabajando en interacción con las personas, para garantizar que nuestros servicios de psicología sean seguros y efectivos, en la medida de lo posible, nos basamos en la aplicación de la psicología basada en métodos que son considerados válidos y fiables por la comunidad científica. Es decir, como profesionales responsables, nos hacemos cargo de que nuestras prácticas no vayan en perjuicio de las personas, que ponen su confianza en nosotros y nosotras para ayudarles a contribuir a la mejora de su salud mental.
No todo vale en la aplicación de la psicología.
Ni vale, ni puede valer. Y determinadas prácticas pueden generar serios problemas de salud. Nuestra profesión es una cosa tan seria que merece ser tenida en consideración y lo primero que tenemos que hacer los y las profesionales para ello es no utilizar técnicas que no estén comprobadas y validadas o planteamientos que, a partir de algo cierto, elucubren y pretendan manejar elementos no contrastados.
Que el cuerpo y la mente o las emociones son elementos que están conectados es algo mostrable y demostrable, sin duda. Y hay evidencias múltiples de ello como las que menciona y desarrolla, por ejemplo, la psicología psicosomática. Que para curar enfermedades del cuerpo hay que curar traumas o conflictos emocionales es llevar a un extremo no demostrado lo que parte de una premisa verdadera. Este el punto de no retorno en el que traspasamos una apreciación y una aportación cierta, la conexión entre cuerpo y mente o emoción, por otra que es una inventiva peligrosa para la salud. Y que se refiere a que para sanar el cuerpo hay que sanar la mente, las emociones y los conflictos emocionales que están en el origen de la enfermedad, tal y como postula, entre otras, la conocida como “Bioneuroemoción” de Enric Corbera.
Este tipo de afirmaciones, y otras que pueden postular otro tipo de prácticas, quedan muy lejos de lo que ha sido corroborado a través de la investigación, ya que se basan en premisas que no han sido comprobadas. No hay ninguna explicación que indique en la actualidad el origen de nuestras enfermedades, por lo que dar por hecho que hay un origen concreto y reducido a nuestras emociones es una afirmación de elevado riesgo como para considerarla como una opción de cara a tratar nuestra salud, más aún teniendo en cuenta que en la actualidad hay métodos que sí gozan de validez.
Apreciaciones que van contra nuestro código ético como muestran las diferentes sanciones propuestas a este y otros predicadores de esta supuesta disciplina “revolucionaria”; apreciaciones que pueden dañar la salud y que no son más que un engaño que puede ser muy perjudicial.
Al igual que en el caso de la bioneuroemoción, sucede en otros métodos que se proponen, entre ellas las también las constelaciones familiares, donde se afirma que las emociones y conductas que afectan a las personas repercuten sobre sus descendientes futuros. Es decir, que el malestar actual de un persona viene determinado por las vivencias de sus familiares antepasados. Esto puede conllevar que en la práctica, en las sesiones, se fomente la validación de ciertos pensamientos distorsionados e interpretaciones erróneas o sesgadas, distando de la solución del verdadero problema de la persona, lo que puede tener consecuencias muy graves para la salud de la persona, así como afectar incluso a sus familiares.
Un trabajo serio y profesional.
Llevamos años trabajando con asociaciones vinculadas al trabajo activo con familiares afectadas por sectas y pseudociencias y en este marco recientemente lanzamos iniciativas como la Oficina Virtual de Asistencia a las Víctimas y Profesionales y mantenemos nuestro compromiso para desmarcarnos y denunciar cualquier uso de la psicología que se haga fuera de los parámetros del código deontológico o que lleven la especulación a postular elementos falsos. Porque, además, se hace con ánimo de lucro y desde propuestas de “estafa piramidal” en la que uno se introduce progresivamente en cursos iniciales a otros de profundización con una estructura claramente coercitiva y sectaria.
Estas situaciones son especialmente graves si vienen o provienen de profesionales de las ciencias de la salud en general, de psicólogos y psicólogas en particular y son aún mas denunciables si alguna institución o entidad las respalda, por lo que vaya nuestra contundente expresión como Fundación contra ellas haciendo un llamamiento a la seriedad y el desarrollo de intervenciones serias y no comprometedoras.
Ojalá nadie siga manchando el nombre de la psicología lucrándose con el concepto de sin fronteras, porque la psicología sin fronteras no es en absoluto esto.
Lo denunciamos públicamente y lo denunciaremos en un claro compromiso desde la Fundación por una profesión que intervenga desde la seriedad y profesionalidad.