La mayoría de nosotros tenemos conocimiento, al menos aproximado, de lo que es una terapia alternativa o pseudoterapia y de su pretensión de instaurarse en nuestro sistema de salud como solución falsamente eficaz para problemas tanto físicos como psicológicos, algo que ha disparado la alarma de los profesionales de salud.

Algunas de estas pseudoterapias revisten especial peligrosidad por las graves consecuencias negativas que, tanto por acción como por omisión, tienen sobre la salud. Es el caso de las constelaciones familiares, desarrollada en los años 90 por el teólogo y espiritualista alemán Bert Hellinger, y definidas por él mismo como uno de los métodos más eficientes de asesoramiento holístico.

Dado que las pseudociencias se desarrollan en un ámbito de espiritualidad cuyos fundamentos teóricos pueden tener un origen común, señalaremos a partir de ahora los conceptos o expresiones más definitorias de la doctrina y, en general, aquellos relacionados más usados en pseudociencia, con el objetivo de que sean fácilmente detectados por el lector.

Afirmaba el creador de las constelaciones familiares, que estas son aplicables a todo tipo de conflictos y problemas de familia, a los cuales estaban dirigidas en exclusiva en su origen, siendo también aplicadas en la actualidad, según la propia web de Hellinger, en empresas y organizaciones, en el cuidado de la salud, en el sistema legal y en el campo de la pedagogía y la educación. Desde las constelaciones se afirma que se puede tratar casi cualquier problema o patología, desde una simple cefalea hasta la ansiedad o una depresión, TDAH, adicciones, problemas alimentarios, dificultades de habilidades sociales, problemas familiares o de pareja, problemas de agresividad, infertilidad, insatisfacción laboral o dificultades para alcanzar el éxito en nuestros objetivos profesionales o, incluso, se atreven a abordar casos clínicos especialmente delicados como pueden ser las secuelas del abuso sexual y del abuso sexual infantil o enfermedades graves, como el cáncer.

Para poder ampliar el ámbito de aplicación, se afirma en la web que es precisamente Constelaciones familiares Original Hellinger®, por supuesto, quienes muestran qué personas o miembros tienen derecho a pertenecer a su familia, indicando que, además de los parientes consanguíneos, otras personas también suelen ser parte de una solución del problema.

Así, han creado su propia “ciencia”, que paradójicamente no se somete al método científico, requisito para ser considerada como tal: la Hellinger Sciencia, la ciencia de todas nuestras relaciones.

Pero, además de las propias constelaciones, desde las constelaciones familiares se ofrece un tipo de meditación llamada Cosmic Power, la cual promete descubrir el secreto para alcanzar la paz interior, el equilibrio y una nueva fuerza vital, para reducir el estrés, calmar tus pensamientos, aumentar tu conciencia y experimentar una profunda relajación y conexión con tu subconsciente. Para desbloquear el verdadero potencial de tu mente y vivir una vida más feliz y plena.

¿Cuál es la idea principal que sustenta la práctica?

Las constelaciones familiares se basan en la creencia de que existe una herencia familiar o efecto residual de las vivencias de una persona, de sus conflictos, de sus miedos o preocupaciones familiares, de sus culpas no gestionadas y de sus comportamientos problemáticos, los cuales pueden tener relación con ciertas experiencias negativas vividas. Por ejemplo, haber sufrido una victimización sexual o violencia doméstica, haber vivido un divorcio complicado o una infidelidad, la pérdida traumática de un ser querido, haber sufrido un proceso doloroso de inmigración, haber ido a la guerra, haber sufrido una adicción, etc., que suponen conflictos no resueltos y que a su vez pueden ser replicados de manera inconsciente por futuras generaciones o cuyas consecuencias son heredadas y se manifiestan como problemas físicos, psicológicos o emocionales y/o relacionales.

Hacen hincapié en las personas excluidas u olvidadas por la familia, afirmando que estas toman posesión de un descendiente sin que este se dé cuenta, y se hacen presentes en la familia, retomando su lugar (restableciendo el orden familiar) a través del mismo. El descendiente asume los sentimientos, y en ocasiones los síntomas, del miembro excluido y, en última instancia, su destino, proceso al cual llaman implicación.

Los seguidores de las constelaciones defienden que, durante las mismas, una especie de supuesta energía o consciencia familiar, una conciencia inconsciente, une a los familiares del cliente y toma el control de las personas voluntarias que se encuentran inmersas en el ejercicio, lo que les permite tomar el rol de los primeros para equilibrar el orden familiar en cualquier punto en el que se haya producido un desequilibrio según los 3 principios en los que se basa (para más información, visitar documento completo en la biblioteca de la web), y para sanar mediante la búsqueda de ese equilibrio las tensiones o conflictos no resueltos y que han sido heredados, permitiendo finalmente al cliente experimentar las relaciones de una forma más consciente.

Como sucede con la mayoría de pseudoterapias, el modelo teórico que representa las constelaciones familiares incluye conceptos o constructos que proceden de otras teorías igualmente pseudocientíficas, como pueden ser el concepto de inconsciente colectivo de Carl Gustav Jung y la teoría de la resonancia mórfica o campos morfogenéticos del biólogo Rupert Sheldrake, así como la numerología, la Psicología Transgeneracional, el Análisis Transaccional, la Psicología Transpersonal, la Terapia Familiar Sistémica y la Terapia Gestalt, estas dos últimas dentro de las cuales las constelaciones familiares han sido incluidas por algunos expertos. El mismo Hellinger afirmaba que la Gestalt había ejercido una gran influencia sobre su trabajo.

¿En qué consiste el procedimiento?

El procedimiento parece basarse en una escenificación de la dinámica familiar o role-playing -muy en la línea de otras prácticas como el psicodrama y la escultura familiar-, en la que el facilitador o constelador, tras hacer una serie de preguntas al cliente sobre su familia para indagar acerca de posibles traumas o problemas o conflictos en sus relaciones, le pedirá que elija a otros miembros del grupo para que interpreten a la persona a tratar, a sus familiares o ancestros o al problema o problemas a trabajar -una persona puede tener que interpretar cualquier síntoma, psicopatología o estímulo que se pretenda trabajar-.

Es decir, se despoja a la persona a tratar de la libertad de abordar su propio conflicto y se pone éste en manos de personas extrañas que no conocen nada acerca del mismo ni de las personas implicadas, ni cuentan con la formación adecuada para esa tarea.

A continuación, el constelador dará a todos ellos instrucciones de las posturas que deben tomar o de dónde deben colocarse para entrar en sintonía con lo que llaman campo del conocimiento o campo morfogenético o de resonancia mórfica y les irá indicando que modifiquen estas posturas, moviéndose o actuando según las supuestas energías que, por sugestión, creen estar recibiendo, mientras pronuncia unas frases o mantras que pretenden ser sanadoras. El constelador indica a los participantes las frases exactas que deben decirse entre los miembros participantes para sanar el conflicto de unas personas a las que no conocen, algunas de las cuales, en ocasiones, ya han fallecido –hacemos aquí hincapié en la dimensión sobrenatural de la práctica- mientras que la única persona que realmente forma parte de ese conflicto se mantiene como mera espectadora de lo que supuestamente sus familiares le están diciendo a ella (a la persona desconocida que interpreta el rol de ella).

Se afirma que cuando los participantes entran en resonancia, de manera cuántica se refleja su propio problema y al mismo tiempo proporciona impulsos para una solución. Es habitual en pseudociencia tomar conceptos científicos y malinterpretar su significado, o modificarlos mínimamente, quizás con la combinación de varios términos, para pretender que la ciencia avala sus postulados, por una confusión que es muy esperable. El misticismo cuántico es muy recurrido en este tipo de materia.

A lo largo de la práctica, el constelador irá preguntando a los participantes cómo se sienten, y la forma en la que estos -que por sugestión creen estar experimentando los pensamientos y emociones de los familiares que interpretan- verbalicen sentirse, será tomada como una interpretación de la dinámica familiar real del cliente y de la situación en la que se encuentran los posibles conflictos existentes entre ellos en cada momento del ejercicio. La modificación de las posturas en la búsqueda de unas en las que los participantes digan sentirse mejor, y las verbalizaciones guiadas por el constelador que realicen, llevarán al cliente a descubrir la verdad y a cerrar el ejercicio, tomando finalmente su propio rol en la búsqueda del equilibrio familiar.

Según la web de Hellinger, todo lo que debe hacer un representante es dejarse abarcar por un movimiento que lo invadirá (y al que no podrá resistirse). No debe pensar ni interpretar. El único requisito es que nos permitamos ser atrapados por él (por el movimiento) sin nuestros propios deseos e intenciones. Eso significa: estar abiertos y ser pequeños frente al movimiento. Se nos presentan aquí dos máximas habituales en pseudoterapia: no pensar para no ejercer espíritu crítico sobre la información recibida, habitualmente impuesta como condición necesaria para la supuesta eficacia, y por otro lado estar abiertos a aceptar precisamente que alguien nos dé una información y creerla a pies juntillas sin contrastarla, aceptando que se está ante algo que es más grande que uno mismo, algo que no se puede medir ni poner en duda, y cuyo origen no puede ser realmente explicado de manera racional.

En definitiva, las constelaciones, no tienen explicación en el mundo terrenal y no pueden demostrar su eficacia, sino que se solicita al cliente, en ocasiones víctimizado y/o enfermo, un acto de fe.

Por último, los consteladores también realizan sus intervenciones de forma individual (constelación familiar simbólica), sin necesidad de la presencia de colaboradores, en cuyo caso utilizan muñecos o figuras (como los muñecos Playmobil), figuras de ajedrez o plantillas en el suelo, entre otros, para representar al resto de miembros de la familia.

Consecuencias de las constelaciones familiares:

Individuales o grupales, lo más importante es que las constelaciones familiares están consideradas hoy en día como una de las pseudoterapias más peligrosas para la salud mental, con consecuencias tan fatales como las siguientes:

  1. Atención sanitaria tardía por la demonización de los tratamientos médicos y la introducción en el cliente de la falsa creencia de que está siendo tratado para su problema.
  2. Pérdida de autonomía y responsabilidad, al demonizar el derecho a la libertad personal, que pierde valor frente al pensamiento colectivo.
  3. Afectación de las relaciones familiares y riesgo de aislamiento del entorno cercano, por el carácter sugestivo del procedimiento, con la posibilidad de que se induzcan en el cliente pensamientos negativos acerca de la relación que mantiene o mantuvo con su familiar y, en el peor de los casos, recuerdos falsos de carácter negativo y/o traumático -como puede ser una presunta victimización, cuyos recuerdos reprimidos afloran de repente con ayuda del constelador-.
  4. Promoción de creencias discriminatorias, con argumentos que, por ejemplo, niegan la homosexualidad, a la que consideran una manifestación de los deseos sexuales de un antepasado, y promueven ideas machistas, por la habitual culpabilización de la mujer en sus argumentos.
  5. Justificación de toda violencia y culpabilización a las víctimas de delitos, al considerar que todo acto violento es un intento de restablecer el presunto equilibrio familiar, y al afirmar que las víctimas de dichos actos han elegido inconscientemente su fatal destino con el mismo objetivo.
  6. Obstaculización de la denuncia por parte de la víctima y consecuente invisibilización de la criminalidad, al promoverse, en cualquier caso, la búsqueda de un perdón mutuo entre víctima y victimario, en el que éste último no sea juzgado ni condenado por los delitos cometidos, sino aceptado tal como es, pues se considera que sus actos son resultado de esa herencia familiar que los consteladores defienden.
  7. Negación del origen multifactorial de la enfermedad y culpabilización de los enfermos, dado que igualmente se entiende que enfermar es una elección inconsciente, llegándose a afirmar que, en ocasiones, como sucede según sus defensores con la esquizofrenia, la enfermedad tiene su origen en el reino de los muertos.
  8. Aumento del riesgo de problemas psicológicos, de nuevo por la gran sugestión que se da en sus prácticas, que pueden consistir en varias sesiones de largas horas y en las que el constelador carece de la cualificación necesaria para valorar, si es que lo solicita, el historial clínico de los clientes participantes con el objetivo de prevenir posibles problemas psicológicos resultantes de una experiencia emocional tan intensa.
  9. Pérdida económica, al invertir el cliente en una terapia que carece de eficacia para tratar su problema, más aún cuando existe la posibilidad de que se le oferten cursos formativos con la promesa de convertirle en un futuro constelador.
  10. Impunidad, dado que no es necesario contar con una titulación reglada ni estar colegiado para trabajar con las emociones de personas que, en no pocas ocasiones, presentan problemas psicopatológicos de base. El vacío legal de las pseudoterapias dificulta poder denunciar las terribles consecuencias clínicas que pueden darse en sus clientes.

 

Escrito por Carolina López Salas, Psicóloga y Criminóloga colaboradora del área de Atención a Víctimas de Sectas y Pseudoterapias.

 

*Para ampliar la información que contiene este artículo, puedes acceder a la versión completa del mismo a través del siguiente enlace a la biblioteca de nuestra web.


Referencias

imagen alusiva a la publicación titulada el impacto de la captación sectaria en los familiares y cómo afrontarlo

Cuando una persona cercana es captada por una secta o grupo coercitivo, el impacto no se limita únicamente a quien es manipulado. Los familiares y amigos también se ven profundamente afectados, ya que esta situación altera las relaciones, la convivencia (si se da) y el vínculo emocional. Es importante reconocer este sufrimiento y validar las emociones que surgen en estos casos: impotencia, rabia, tristeza o incluso una sensación de pérdida.

Además del dolor emocional, los familiares se enfrentan a un gran desafío: mantener la relación con la persona captada sin reforzar el control que el grupo ejerce sobre ella. Los grupos coercitivos suelen fomentar el aislamiento, buscando que los individuos rompan o deterioren las conexiones con su entorno. Esto puede suceder de forma directa, a través de instrucciones explícitas, o indirectas, generando tensión entre las nuevas creencias de la persona y los valores familiares.

Es importante normalizar las emociones de los familiares

Es fundamental entender que el malestar, la frustración y la impotencia que pueden surgir en estas situaciones son reacciones naturales. Sentimientos de pérdida, rabia o desesperanza suelen aparecer, pero también es importante transmitir un mensaje de esperanza: existen formas de actuar que pueden prevenir un daño mayor y, eventualmente, facilitar el camino para ayudar a la persona afectada.

Uno de los principales aspectos que debemos normalizar es que cualquier persona puede ser captada por un grupo coercitivo. Nadie está exento de esta posibilidad, independientemente de su formación, edad o nivel socioeconómico. De ahí la importancia de promover la información y la prevención, así como de asesorarse con profesionales especializados en este fenómeno.

¿Qué pueden hacer los familiares?

  1. No juzgar ni confrontar. No critiques las creencias, el grupo o las conductas de la persona. Esto puede reforzar su compromiso con el grupo y debilitar el vínculo contigo.
  1. Mantener el contacto. Trata de conservar la comunicación, aunque sea limitada. El vínculo con el exterior puede ser un ancla para que la persona no se sumerja completamente.
  1. Fomentar una red de apoyo. Mantén un entorno cercano con amistades y familiares que la persona valore. Realizar actividades agradables, especialmente aquellas que disfrutaba antes, puede ayudar a contrarrestar el control del grupo.
  1. Fomentar la confianza y el afecto. Intenta que sienta que puede compartir emociones contigo, incluso si el grupo limita esta expresión. La confianza es esencial para futuras intervenciones.
  1. Informarse sobre el grupo. Investiga sobre el grupo coercitivo para comprender mejor su funcionamiento, las dinámicas de manipulación y el nivel de riesgo que enfrenta tu ser querido.
  1. Valorar decisiones importantes. Antes de tomar acciones como denunciar al grupo, evalúa si podría ser contraproducente. Algunos pasos precipitados pueden reforzar el aislamiento de la persona (crucial para una posible salida del grupo a futuro).
  1. No colaborar económicamente. Evita financiar actividades del grupo, ya que esto fortalece su estructura y control.
  1. Desarrollar paciencia. Estos procesos suelen ser largos y emocionalmente desgastantes. Contar con apoyo externo y manejar expectativas es esencial.

El papel de los profesionales en la intervención

Afrontar una situación de estas características puede ser abrumador, tanto para los familiares como para la persona captada. Por ello, acudir a profesionales especializados en sectas y manipulación coercitiva es fundamental. En muchos casos, las organizaciones dedicadas a este fenómeno, como Psicología Sin Fronteras o fundaciones especializadas, ofrecen recursos de asesoramiento y acompañamiento diseñados para guiar a los familiares.

La intervención adecuada, basada en conocimiento experto, puede marcar la diferencia entre reforzar los vínculos con la persona captada o permitir que el grupo ejerza un control total. Mantener la esperanza, actuar con estrategia y confiar en el proceso son pasos esenciales para abordar esta compleja realidad.

Artículo elaborado por Carolina Delgado y Rebeca Pozuelo, psicólogas coordinadoras del área de Sectas y Pseudociencias en Fundación Psicología Sin Fronteras.

No es culpa tuya todo lo que te ocurre

No es culpa tuya todo lo que te ocurre.

El fenómeno de los grupos que ejercen manipulación coercitiva plantea un gran desafío para la libertad de pensamiento en sus miembros. Hemos observado cómo aquellos que caen bajo la influencia de dichos grupos que prometen alcanzar un crecimiento personal o “espiritual” usan un control basado en el sentimiento de culpa, que se entrelaza con la híperesponsabilidad, generando un ciclo de manipulación emocional difícil de romper.

Normalmente estos grupos ofrecen una alternativa o “verdad” exclusiva a aquella situación de vulnerabilidad que puede estar atravesando una persona, haciendo hincapié en el compromiso y disciplina que hay que cumplir con el grupo o líder. Para conseguir aquello que se proponen suelen poner el foco en un discurso que envía un mensaje basado en la premisa “si quieres puedes, todo depende de ti”. De esta forma, los problemas presentes son resultado de las acciones realizadas sin indagar en más factores condicionantes.

Hacen responsables a las personas de sus propias circunstancias o sentimientos, se les culpa de aspectos como enfermedades crónicas o no y dolores de cualquier índole, agresiones sexuales, rupturas, problemas psicológicos, crisis económicas, etc.

A su vez, a través de dinámicas relacionales entre los participantes, el sentimiento de culpa aumenta cuando el seguidor se distancia de cumplir las expectativas del grupo o líder: no participar en un evento, no seguir las normas o rituales establecidos, hacer una crítica, relacionarse con otras personas externas al grupo, etc.

Muchas de estas personas luchan en silencio, convencidas de que su sufrimiento es un reflejo de su propia insuficiencia, cuando en realidad es una manifestación de la manipulación psicológica a la que están sometidas. Esto genera un efecto de confusión en la persona que lleva a sentimientos de culpabilidad y cuestionamiento a sí misma sobre si hasta ahora ha hecho las cosas bien. Piensa que ha dado con la clave, con aquellas personas que pueden enseñarle a dar un giro a su vida y poder hacer que vaya bien y goce de la salud y de las relaciones que desea.

Este proceso crea un entorno donde la culpa se convierte en un mecanismo de cohesión y conformidad, donde cada individuo siente que debe sacrificarse por el bien del grupo, unidos por un mismo propósito con herramientas que el resto de personas externas al grupo ignoran o rechazan.

Desde Psicología sin Fronteras, nuestra intención es transmitir que hoy en día se han determinado muchas causas de nuestro malestar con una evidencia científica clara, y las que no se hayan detectado, no significa que el que lo está experimentando se lo haya provocado a sí mismo. Las causas de nuestros males pueden estar en la biología o herencia biológica, el aprendizaje e incluso el tan desconocido azar que también forma parte de nuestras vidas. Por lo que vivimos en un contexto en el que intentamos tomar las mejores decisiones posibles con las herramientas que tenemos o conocemos.

Artículo elaborado por Carolina Delgado, psicóloga del área de Sectas y Pseudociencias en Fundación Psicología Sin Fronteras y Rebeca Pozuelo, psicóloga y coordinadora del área de Sectas y Pseudociencias en Fundación Psicología Sin Fronteras.

 

En la actualidad se ha observado una creciente preocupación por la salud física y mental centrada en alcanzar el bienestar que se manifiesta en aspectos de la vida cotidiana. A raíz  de este impulso por la importancia y beneficios que tiene el cuidado de la salud en general, resaltando la psicológica, diversos grupos han aprovechado este interés social como cebo para la captación de seguidores en grupos coercitivos. Es así como muchos grupos, a través de retiros espirituales o vacacionales, ofrecen programas que prometen conseguir la sanación o un encuentro espiritual que cualquiera desea, obteniendo así un crecimiento personal y un bienestar vital duradero.

Mujeres sentadas junto al lago. Fuente: www.freepik.es

Desde Psicología Sin Fronteras, en Sectas y Pseudociencias, sentimos el deber profesional de informar sobre el peligro que pueden conllevar propuestas inofensivas que enmascaran manipulación y control sobre el individuo que pertenece o visita estos retiros. De esta forma, dichos retiros pueden ser perjudiciales y ejercer la manipulación coercitiva sobre las personas que participan, llevándola a cabo de la siguiente manera:

  • La relación del grupo con el líder o gurú presenta una desigualdad de poder, pues este tiene unas capacidades superiores que exigen la obediencia sin cuestionamiento de lo que se promueve o practica. No hay espacio para el debate, pues los miembros ejercen presión social para impedir que se opine negativamente sobre las actividades o prácticas. De forma consciente o inconsciente se sigue la corriente de lo que la mayoría hace.
  • Es probable que aíslen a los participantes que se conocen o que han llegado juntos, con el fin de que no puedan cuestionar las prácticas o actividades realizadas entre ellos, evaluándolas de una manera negativa. Es decir, intentan impedir que el descontento de algún participante pueda influir sobre otro.
  • Asimismo, se suele restringir la comunicación con el exterior por la mismas razones. Por ejemplo, limitando o prohibiendo el uso del móvil durante el retiro. También, en algunos casos, haciendo prometer al grupo que al salir del retiro no comentarán lo experimentado a personas que no hayan participado en el retiro porque “para entenderlo hay que vivirlo”. Esto permite que no se contraste la información con otras opiniones y nos aislemos considerando que la única verdad es la que el grupo expone.
  • Durante el retiro se suele programar una rutina que altere el sueño y la alimentación, ocasionando así un desajuste emocional más vulnerable al control mental y físico que disminuye a su vez la libertad de pensamiento crítico e individualidad.
  • Crean falsas expectativas mediante mensajes falsos que pueden ser muy atractivas como, por ejemplo: terapias cortas o rituales que prometen ser más eficaces que un año de terapia psicológica por profesionales no acreditados profesionalmente; escuchar historias milagrosas de personas que ya han realizado el mismo proceso que vas a abordar sin pruebas reales; o prometer seguridad al tomar sustancias con supervisión o asistencia médica inexistente.

Es de suma importancia que dichas estrategias de captación las tengamos en cuenta antes de tomar la decisión de acudir a un retiro para prevenir caer en un grupo coercitivo, junto con las consecuencias que ello conlleva tan destructivas para nuestra salud psicológica, siendo este el objetivo contrario de lo que se propone trabajar en estos lugares.

Artículo elaborado por Carolina Delgado, psicóloga del área de Sectas y Pseudociencias en Fundación Psicología Sin Fronteras y Rebeca Pozuelo, psicóloga y coordinadora del área de Sectas y Pseudociencias en Fundación Psicología Sin Fronteras.

 

Cómo manejar la ansiedad y el estrés en el día a día. 7 técnicas efectivas

La ansiedad y el estrés son experiencias comunes que tiene mucha gente. Aunque sea una experiencia común, sigue habiendo problemas en relación con entender qué son exactamente el estrés y la ansiedad y cómo se manejan.

¿Qué es el estrés?

El estrés es una respuesta común que se experimenta cuando se está bajo presión o cuando la persona percibe que no tiene los recursos para afrontar diversas situaciones. Normalmente hay un factor desencadenante conocido como estresor, que puede venir de diversas fuentes. Por ejemplo: el colegio, la universidad y la situación familiar, entre otras.

Cuando una persona se siente estresada se activa el sistema nervioso simpático lo que activa una respuesta hormonal para ayudar al cuerpo a reaccionar ante el estrés. La región del cerebro encargada de procesar emociones manda una señal al hipotálamo, el cual a su vez envía otra señal a las glándulas adrenales. Esto provoca un aumento en los niveles de cortisol.

Niveles elevados de cortisol están asociados con la obesidad y con enfermedades cardiovasculares, por esto es importante aprender a manejar el estrés en el día a día para minimizar su efecto negativo.

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es una emoción que surge cuando una persona anticipa una situación peligrosa o de amenazante, ya sea por un peligro externo o interno. Este sentimiento de amenaza puede venir de muchas fuentes, parecido al estrés esto puede venir del trabajo, de situaciones familiares o de eventos recientes.

La ansiedad se manifiesta a través de síntomas físicos como taquicardia, la sensación de falta de aire, angustia y dificultades para dormir.

Tanto estrés como la ansiedad son sensaciones que se pueden aprender a manejar tanto para reducir el malestar que causan como para reducir sus efectos negativos en nuestras vidas.

7 técnicas para manejar el estrés y la ansiedad

1. Respiración diafragmática

La respiración diafragmática consiste en respirar profundamente inflando el abdomen en lugar del pecho. Se puede realizar sentado, de pie o tumbado boca arriba. Coloca una mano en el pecho y otra en el abdomen. Respira lentamente, inflando el abdomen de manera que la mano en el abdomen se mueva, mientras la mano en el pecho se mantiene lo más quieta posible. Para exhalar, contrae los músculos del abdomen para que éste se hunda; de nuevo, la mano en el pecho no debe moverse. Al principio, puede resultar difícil, pero con la práctica, mejorarás tu capacidad para respirar de manera diafragmática.

2. Relajación progresiva de Jakobson

Esta técnica consiste en tensar y relajar los músculos para reducir el estrés y la ansiedad. Puede realizarse de pie, sentado o tumbado, con los ojos abiertos o cerrados. Tensa los músculos del cuerpo durante 5 segundos y relájalos durante 10 segundos, comenzando por los pies y avanzando hacia arriba: piernas, abdomen, espalda, cuello y cara. Este ejercicio dura entre 10 y 20 minutos y, con la práctica diaria, mejorarás tu capacidad para relajarte.

 3. Técnica de los 5 sentidos (Técnica 5, 4, 3, 2, 1)

Esta técnica de mindfulness utiliza los sentidos para redirigir la atención al presente. Primero, respira lenta y profundamente. Luego, reconoce cinco cosas que puedes ver (como una botella, un móvil, un libro, una silla y una mesa). A continuación, identifica cuatro cosas que puedes tocar (como la tela de tu ropa, tu cabello, el suelo bajo tus pies y las teclas del ordenador). Luego, reconoce tres cosas que puedes oír (como pájaros cantando, el viento y tus compañeros de trabajo hablando). Identifica dos cosas que puedes oler (como tu perfume y el jabón de manos). Finalmente, piensa en una cosa que puedas saborear (como café).

4. Respiración cuadrilátera

Esta técnica de relajación, llamada respiración cuadrilátera, se basa en cuatro pasos: inhalación, retención, exhalación y retención. Puedes realizarla en cualquier momento, con los ojos abiertos o cerrados, siempre que sea seguro. Inhala por la nariz contando hasta cuatro, retén la respiración durante cuatro segundos, exhala durante cuatro segundos y mantén la apnea durante cuatro segundos.

5. Ejercicio

Se ha demostrado que realizar entre 30 y 60 minutos de ejercicio moderado, como caminar, bailar o nadar, es efectivo para reducir el estrés. El ejercicio aumenta los niveles de endorfinas, neurotransmisores que incrementan la sensación de bienestar. Además, el ejercicio es un factor protector contra la obesidad y las enfermedades cardiovasculares, que pueden estar asociadas al estrés.

6. Visualización

Este ejercicio de relajación utiliza la imaginación para reducir el estrés y la ansiedad. Cierra los ojos e imagina una escena que te relaje, como una playa, un bosque o un lugar que te haga sentir seguro. Una vez visualizado el escenario, concéntrate en lo que sientes, hueles, tocas y ves en ese lugar.

7. Escuchar música

Escuchar música lenta y meditativa puede inducir un estado de relajación. Este tipo de música reduce la presión arterial y el ritmo cardíaco, disminuyendo los niveles de estrés y ansiedad, y promoviendo un estado más relajado.

 

Referencias

Artículo elaborado por Almudena Barrasa Esteban, alumna de la Universidad Europea de Madrid, participante en el Programa de Prácticas Universitarias de la Fundación Psicología Sin Fronteras.

nuevas tendencias adictivas entre jóvenes

Las drogas y su consumo conforman un fenómeno fundamental de carácter social en la actualidad que influye principalmente en los jóvenes. Debido a la aumentada disposición de las drogas en sus respectivos entornos, los jóvenes deben aprender a convivir con dichas sustancias, decidiendo sobre el consumo o abstinencia de las mismas (Becoña, 2000). Además, se considera la existencia de diversos elementos sociales, biológicos y psicológicos, no solo en el joven, sino también en el entorno familiar, institución educativa y grupo de iguales, que influyen al factor del consumo de drogas (Silvia, 2012).

Por un lado, uno de los mayores factores de riesgo se asocia a la actitud positiva que poseen los jóvenes sobre las drogas psicoactivas, es decir, la popular opinión de que dichas sustancias no suponen riesgo alguno y que, en su lugar, producen diversión (Gil, 2008). Por otro lado, la variable que afecta mayoritariamente a la decisión de consumir dichas drogas es la de percepción de riesgo o entendimiento de los aspectos negativos para la salud de las mismas (Becoña, 2007).

Las estadísticas sugieren que por lo general, la concepción de riesgo que supone el consumo de sustancias psicoactivas y sus respectivas frecuencias es mayor entre mujeres que hombres (Armstrong, et al. 2014). En cambio, con respecto al consumo de los tranquilizantes o somníferos la población de mujeres es mayor (Herruzo, 2016). Además, en cuanto a la edad, a pesar de que existe una evaluación parecida del riesgo que supone el consumo habitual de drogas como la heroína, éxtasis, cocaína o tabaco; el consumo de cánnabis y de alcohol se asocia con un menor riesgo, aumentando así la tolerancia, y a su vez, el consumo por los individuos de entre 15 y 34 años (Herruzo, 2016).

Un estudio realizado a 1597 estudiantes de secundaria del Principado de Asturias, reveló que un 8% de los estudiantes evaluados había probado drogas de diseño en algún momento, el 7% había consumido dichas drogas en el último año, y por otro lado, el 4,7% había consumido en el último mes (Fernández, et al. 2014). La producción y consumo de drogas sufre una constante evolución. Los productores de dichas sustancias, crean nuevas sustancias para satisfacer la demanda de las mismas, siendo usados químicos, fármacos, e incluso nuevas fórmulas para su creación (Burillo, et al. 2011).

Drogas Emergentes y “Smart Drugs”

El término de ´´droga emergente´´ se refiere a aquellas drogas tanto naturales como sintéticas que han sido introducidas en el comercio del consumo en los últimos 5 años. Dentro de este concepto se encuentran ciertas plantas y sus respectivas derivaciones, fármacos de uso humano e incluso veterinario, medicamentos retirados del uso clínico por sus efectos secundarios de carácter negativo, y drogas sintéticas creadas recientemente (Burillo, et al. 2011).

La manera de comercializar estas drogas emergentes puede ser a través de varias vías, tanto a través de tiendas de carácter físico «smart o grow shops», como mediante tiendas de carácter online o virtual «smart shops on-line», las cuales han experimentado un gran aumento con respecto a años anteriores según señala el Informe Anual del Observatorio Europea de las Drogas y las Toxicomanías (OEDT) (Burillo, et al. 2011).

La escasa información hábil sobre las «smart shops on-line», obtenida mediante un estudio realizado en Reino Unido, se resume en la inmoral venta de drogas a través de internet, en el cual no se publican los ingredientes de elaboración de las mimas, ni tampoco se avisa acerca de los efetos secundarios, contraindicaciones de consumo, o interacciones negativas con otras sustancias o fármacos (Schmidt, et al. 2010).

Por lo tanto, las smart drugs es el concepto por el cual se conoce a dichas drogas cuya venta se perpetua a través de internet, y cuya traducción se conoce como ´´drogas inteligentes´´. Las tres categorías esenciales de las smart drugs se basan en las piperacinas, catinonas y/o cannabinoides sintéticos.

Policonsumo (o combinación de sustancias)

El policonsumo es el término que se refiere a la combinación de sustancias psicoactivas, lo cual está aumentando notablemente entre los jóvenes de España. De hecho, se pueden distinguir tres tipos de policonsumo; el Patrón A el cual engloba la mezcla de alcohol y tabaco; el Patrón B cuya mezcla es el cannabis y alcohol y/o tabaco; y por último, el Patrón C referente a mezclar el cannnabis con alcohol y tabaco y, por lo menos, otra droga ilegal (Olga, et al. 2015).

Pharming (uso recreativo de medicamentos de prescripción)

En la actualidad, tanto las drogas emergentes como el consumo inadecuado de fármacos se han convertido en un problema de carácter sanitario mundialmente. En Europa, con el concepto “pharming” se concibe al uso incorrecto de un fármaco de forma diferente a su respectiva prescripción o de forma no autorizada por los sanitarios pertinentes. Algunas de los fármacos más utilizados inadecuadamente son los gabapentinoides; antipsicóticos como la quetiapina; antidepresivos como la venlafaxina y bupropión; analgésicos como los opioides; antihistamínicos como clorfeniramina, anticolinérgicos como el dimenhidrinato; y jarabes para la tos o resfriados, en concreto los que poseen prometazina, codeína y/o dextrometorfano entre sus componentes principales (Stefania, et al. 2020).

Chemsex y agresiones sexuales

El chemical sex o coloquialmente conocido como ´´chemsex´´, es un concepto utilizado para definir el consumo de sustancias psicoactivas de manera intencional con el propósito de mantener relaciones sexuales (Helen, et al. 2017). Las sustancias usadas más frecuentemente en estas situaciones son mefendrona, γ-hidroxibutirato/ γ-butirolactona (GHB/ GBL), y/o metanfetamina. Además, la utilización de estas sustancias tiene el fin de aumentar la estimulación y duración del acto sexual (McCall, et al. 2015).

Por otro lado, la utilización de drogas psicoactivas con la finalidad de perpetuar agresiones sexuales ha tomado protagonismo en la actualidad, a las cuales se las denomina Drogas Facilitadoras del Asalto Sexual (DFAS) y son el cannabis, cocaína, anfetaminas, metanfetaminas, ácido oxíbico, MDMA, alcohol, benzodiacepinas, estramonio, ketamina, burundanga, y Popper, entre otros (Manuel, et al. 2015).

Conclusiones y recomendaciones

Es de vital importancia conocer las nuevas formas y conceptos del consumo de drogas para poder identificarlas en todos los ámbitos y, de esta forma, realizar prevenciones del consumo cuando sea necesario. De igual manera, si se localizase algún caso de consumo en su entorno, es imprescindible recurrir a los servicios de sanidad psicológica lo antes posible.

Bibliografía

  • Armstrong, K. A., Watling, H., Watson, A. y Davey, J. (2014). Profile of women detected drink driving via Roadside Breath Testing (RBT) in Queensland, Australia, between 2000 and 2011. Accident Analysis and Prevention, 67, 67-74.
  • Becoña, I., Elisardo, M.I. (2000). Los Adolescentes y el Consumo de Drogas. Papeles del psicólogo, núm. 77; p.25-32.
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Artículo elaborado por Alicia Gañán Elías, alumna de la Universidad Europea de Madrid, participante en el Programa de Prácticas Universitarias de la Fundación Psicología Sin Fronteras.

Creada por Stephen Porges en 1992, la Teoría Polivagal pone en primer plano el papel desempeñado por el sistema nervioso autónomo (SNA) – y especialmente por el nervio vago- en la regulación de nuestro comportamiento y la influencia en nuestro bienestar. Esta teoría describe cómo nuestro sistema nervioso responde ante distintas situaciones y estresores, tanto de nuestro día a día, como a experiencias más significativas o traumáticas. 

Así pues, la teoría destaca que el SNA puede producir tres estados psicofisiológicos principales, es decir, tres estados que están caracterizados por respuestas fisiológicas y psicológicas determinadas, y que serían la base neurofisiológica de nuestros sentimientos y emociones. Dichos estados pueden cambiar de forma adaptativa en función de lo seguros que nos sintamos en cada momento. 

  1. El primero es la respuesta de “lucha o huida”, que es activada en momentos percibidos como amenazantes o peligrosos y que prepara al cuerpo bien para luchar, bien para huir de la amenaza. En este estado, por ejemplo, se aumenta la tasa cardiaca y pulmonar, se segrega adrenalina y se inhibe la acción digestiva, entre otros. 
  2. El segundo es la respuesta de “bloqueo” o estado “dorsovagal”, activada en momentos de angustia, agobio e impotencia. En esta teoría este estado se conoce como “inmovilización”, y se caracteriza porque nuestro cuerpo se paraliza, pudiendo sentirnos desorientados o desconectados de nuestro entorno.
  3. Por último, puede responder con un estado de “conexión social”, o “ventrovagal”, ante situaciones donde nos sentimos seguros y conectados a los demás, y por tanto, relajados y abiertos a la interacción social. 

Aunque los tres estados están controlados por diferentes partes de nuestro sistema nervioso, todos ellos están gestionados directamente por el nervio vago, el cual va desde la base del cerebro hasta el intestino, conectando el cerebro con el cuerpo y siendo central en la regulación de nuestro ritmo cardíaco, respiración, digestión y estado emocional. Además, estos tres estados no siempre son independientes, sino que pueden interactuar para formar estados mixtos, tratándose más bien de un espectro de reacciones conductuales que van desde la quietud hasta las acciones movilizadas tanto en contextos seguros como amenazantes

Cabe destacar que este “sistema de vigilancia” que tiene el SNA, conocido como “neurocepción”, explora el entorno en busca de señales de seguridad y peligro de forma inconsciente. En función de las señales que va detectando, el sistema nervioso va modificando su estado para afrontar la situación y favorecer la supervivencia. Si nuestra neurocepción no es adaptativa, detectaría señales de inseguridad cuando en realidad estamos a salvo, o viceversa. Esta neurocepción “defectuosa” puede deberse a una historia de traumas; según esta teoría, las experiencias traumáticas podrían causar que las personas se queden estancadas en un estado de inmovilización o movilización, por ejemplo, desarrollando un estado crónico de hipervigilancia (en busca de peligros incluso en situaciones seguras) o de disociación (desconectados de nuestro cuerpo y entorno).  Estos estados de desregulación crónica del sistema nervioso son característicos de algunos problemas de salud mental como la ansiedad, la depresión o el dolor crónico, e incluso de afectaciones físicas, como la hipertensión y las enfermedades autoinmunes. 

Un estado saludable del sistema nervioso se caracteriza, más que por estar siempre en un estado de calma, por ser flexible y resiliente a los cambios. Afortunadamente, en nuestro día a día, podemos llevar a cabo ejercicios que den tono al nervio vago y en último lugar, ayuden a regular nuestro sistema nervioso: 

  • Practicar la respiración lenta y profunda, activa el nervio vago y el sistema nervioso parasimpático, lo que favorece la relajación.
  • Practicar actividad física, como caminar, la danza o el yoga.
  • Interacción social positiva con otras personas. Aquí es importante el concepto de “co-regulación”, que hace referencia a que inconscientemente mandamos señales de seguridad o peligro (a través de nuestras expresiones faciales, entonaciones, etc.), por la cual se fomenta, o desalienta, la distancia psicológica entre personas. En términos más simples, rodearnos de personas que transmitan seguridad y positividad, puede ayudarnos a regular nuestro propio sistema nervioso. 
  • Buscar ayuda profesional. Hoy en día hay profesionales y terapias desarrolladas para el tratamiento del trauma y la regulación del sistema nervioso. 

En conclusión, aplicando la Teoría Polivagal a nuestra vida personal y a otras áreas, podemos comprender cómo la seguridad, la co-regulación y la conexión son primordiales para el correcto desarrollo desde la infancia, así como claves para nuestro bienestar en la edad adulta.

 

Artículo elaborado por Silvia Prada Herrero, alumna de 4º grado de Psicología en la UNED, participante del programa de prácticas de Psicología sin Fronteras.

¿Qué es?

El secuestro emocional o también conocido como el “secuestro de la amígdala” es un fenómeno descubierto por Daniel Goleman en 1995, psicólogo experto en inteligencia emocional. Es un término usado para describir como nuestra parte más racional es “secuestrada” por las áreas del cerebro más primitivas, haciendo que perdamos el control de nuestras emociones y acciones frente a una situación de estrés. Dicho desencadenante es desmesurado para la persona que lo percibe y puede ser ocasionado por múltiples factores, desde acciones más cotidianas, como cargas laborales hasta una catástrofe natural, como un tsunami. Es un mecanismo de defensa del cuerpo adaptativo y esencial, el problema comienza cuando es activado en una situación errónea, como es en este caso, debido a una distorsión cognitiva llevando a cabo una acción completamente desadaptativa.

¿Dónde y por qué se origina?

En una pequeña parte de nuestro cerebro en forma de “almendra” llamada, amígdala. Se encuentra en la zona más primitiva y en la cual se encuentran las emociones más básicas del ser humano, como el miedo o la ira. Ésta forma parte del sistema límbico, encargado de dirigir las emociones y el comportamiento. Está compuesto por: el hipocampo, los cuerpos mamilares, el bulbo olfativo, el septum, el giro cingulado, el tálamo, la hipófisis, el hipotálamo y la amígdala.

Representación gráfica del sistema límbico

Este descubrimiento fue gracias al trabajo previo sobre los mecanismos cerebrales de las emociones por Joseph LeDoux, investigador y profesor en la Universidad de Neurología de Nueva York. Aquí entran en acción dos partes muy importantes: la del tálamo, área del cerebro que procesa la información que llega de los sentidos y la transmite a otras áreas cerebrales y la de la amígdala, área que se encarga de gestionar las emociones y del instinto de supervivencia. Esto revelaría una conexión sensorial desde el tálamo hasta la amígdala, es decir, una información emocional precognitiva, anterior a la razón.

La emoción es más potente que la razón” – LeDoux

Es importante mencionar que según el estado de ánimo de la persona se captará la información de manera más positiva o negativa, afectando en la toma de decisiones. Además, este sistema se relaciona con una de las partes más importantes de nuestro cerebro racional, la corteza frontal. La cual se encarga de almacenar en nuestro cerebro decisiones lógicas, interpretar y generar información relevante para elaborar juicios.

Simpático y parasimpático

También está relacionado con una de las partes más fundamentales del ser humano, el sistema nervioso, que consiste en una red extensa y compleja de nervios que conectan nuestro cerebro con cada una de las partes de nuestro cuerpo. Su función principal es la de coordinar y dirigir nuestras acciones, creando una respuesta adaptativa a nuestro entorno. Se encuentra subdividido en dos partes principales: simpático y parasimpático.

¿Por qué está relacionado con el fenómeno del secuestro emocional? Se debe a que la parte simpática se encarga de ponernos en situación de alerta, provocado por un elemento estresante. De aquí se derivarían los efectos fisiológicos, como el aumento de la frecuencia cardíaca, el malestar digestivo, los sudores, la ansiedad, los temblores, etc. Una vez pasado el tiempo tras la explosión emocional se alcanza la calma, entrando en acción el sistema nervioso parasimpático, encargado de dirigir nuestro cuerpo a un estado de tranquilidad, devolviendo a todos los órganos su estado original.

¿Cómo sé si he vivido un secuestro emocional?

A nivel cognitivo podría decirse que es una sensación abrumadora, incómoda, pensamientos irracionales, reacciones automáticas fuera de lugar. En cuanto al estado fisiológico podrían destacarse las taquicardias, ansiedad, temblores, sudores. Las personas que han vivido este fenómeno lo denominan como “un descontrol emocional”, “acciones impulsivas de las cuales luego se arrepienten”, “caos”, “auténtico pánico”, “perder el control”, “paralizado”. También puede describirse como una sensación de “resaca emocional”, debido a la alta segregación de hormonas como la adrenalina y el cortisol en nuestro riego sanguíneo. Además, es interesante destacar que las personas con TEPT, ansiedad generalizada o trastornos de pánico son más susceptibles a padecer estos secuestros emocionales ya que su amígdala está más hiperactiva tras los sucesos traumáticos, padeciendo un estado de alerta continuo, según un estudio de la Universidad Estatal de San Diego.

“Nos dejamos llevar por nuestras emociones más básicas provocando una respuesta ilógica” – Daniel Goleman

¿Qué hacer en estos casos?

Tras haber vivido este fenómeno, sentiremos una sensación gradual descendente desde el caos hacia la tranquilidad. Dicha sensación puede demorarse dependiendo de la persona, yendo desde pocos minutos hasta las cuatro horas aproximadamente. Se recomiendan ejercicios de relajación, como el mindfulness. Es muy importante volver a conectar con nosotros mismos, autorregulándonos, dándonos tiempo para pensar. Para abordar este suceso es importante contar con ayuda psicológica, de esta manera se podrá tratar y recuperar el control de nuestra vida. Podrían llevarse a cabo otras técnicas como la respiración profunda y la imaginación de una situación agradable con la cual poder conectar. Podemos pasear, hablar con una persona cercana sobre lo que te ha sucedido. En definitiva, es importante pedir ayuda, hay solución.

 

Artículo elaborado por Vanessa Crespo Mamani, alumna de 4º grado de Psicología en la UNED, participante del programa de prácticas de Psicología sin Fronteras.

Desde la Fundación Psicología Sin Fronteras queremos manifestar, una vez más, nuestra firme defensa de la profesión y sus principios de ejecución desde el rigor y la objetividad así como nuestro firme compromiso con técnicas y prácticas que están validadas.

En el ejercicio de nuestra profesión, nos estamos encontrando con compañeros psicólogos y compañeras psicólogas que aplican prácticas que en la actualidad no se encuentran basadas en la evidencia científica y pueden ser perjudiciales para la salud psicológica de la persona.

Puesto que estamos trabajando en interacción con las personas, para garantizar que nuestros servicios de psicología sean seguros y efectivos, en la medida de lo posible, nos basamos en la aplicación de la psicología basada en métodos que son considerados válidos y fiables por la comunidad científica. Es decir, como profesionales responsables, nos hacemos cargo de que nuestras prácticas no vayan en perjuicio de las personas, que ponen su confianza en nosotros y nosotras para ayudarles a contribuir a la mejora de su salud mental.

No todo vale en la aplicación de la psicología.

Ni vale, ni puede valer. Y determinadas prácticas pueden generar serios problemas de salud. Nuestra profesión es una cosa tan seria que merece ser tenida en consideración y lo primero que tenemos que hacer los y las profesionales para ello es no utilizar técnicas que no estén comprobadas y validadas o planteamientos que, a partir de algo cierto, elucubren y pretendan manejar elementos no contrastados.

Que el cuerpo y la mente o las emociones son elementos que están conectados es algo mostrable y demostrable, sin duda. Y hay evidencias múltiples de ello como las que menciona y desarrolla, por ejemplo, la psicología psicosomática. Que para curar enfermedades del cuerpo hay que curar traumas o conflictos emocionales es llevar a un extremo no demostrado lo que parte de una premisa verdadera. Este el punto de no retorno en el que traspasamos una apreciación y una aportación cierta, la conexión entre cuerpo y mente o emoción, por otra que es una inventiva peligrosa para la salud. Y que se refiere a que para sanar el cuerpo hay que sanar la mente, las emociones y los conflictos emocionales que están en el origen de la enfermedad, tal y como postula, entre otras, la conocida como “Bioneuroemoción” de Enric Corbera.

Este tipo de afirmaciones, y otras que pueden postular otro tipo de prácticas, quedan muy lejos de lo que ha sido corroborado a través de la investigación, ya que se basan en premisas que no han sido comprobadas. No hay ninguna explicación que indique en la actualidad el origen de nuestras enfermedades, por lo que dar por hecho que hay un origen concreto y reducido a nuestras emociones es una afirmación de elevado riesgo como para considerarla como una opción de cara a tratar nuestra salud, más aún teniendo en cuenta que en la actualidad hay métodos que sí gozan de validez.

Apreciaciones que van contra nuestro código ético como muestran las diferentes sanciones propuestas a este y otros predicadores de esta supuesta disciplina “revolucionaria”; apreciaciones que pueden dañar la salud y que no son más que un engaño que puede ser muy perjudicial.

Al igual que en el caso de la bioneuroemoción, sucede en otros métodos que se proponen, entre ellas las también las constelaciones familiares, donde se afirma que las emociones y conductas que afectan a las personas repercuten sobre sus descendientes futuros. Es decir, que el malestar actual de un persona viene determinado por las vivencias de sus familiares antepasados. Esto puede conllevar que en la práctica, en las sesiones, se fomente la validación de ciertos pensamientos distorsionados e interpretaciones erróneas o sesgadas, distando de la solución del verdadero problema de la persona, lo que puede tener consecuencias muy graves para la salud de la persona, así como afectar incluso a sus familiares.

Infografía cómo nos pueden manipular las sectas mediante las emociones

 

Un trabajo serio y profesional.

Llevamos años trabajando con asociaciones vinculadas al trabajo activo con familiares afectadas por sectas y pseudociencias y en este marco recientemente lanzamos iniciativas como la Oficina Virtual de Asistencia a las Víctimas y Profesionales y mantenemos nuestro compromiso para desmarcarnos y denunciar cualquier uso de la psicología que se haga fuera de los parámetros del código deontológico o que lleven la especulación a postular elementos falsos. Porque, además, se hace con ánimo de lucro y desde propuestas de “estafa piramidal” en la que uno se introduce progresivamente en cursos iniciales a otros de profundización con una estructura claramente coercitiva y sectaria.

Estas situaciones son especialmente graves si vienen o provienen de profesionales de las ciencias de la salud en general, de psicólogos y psicólogas en particular y son aún mas denunciables si alguna institución o entidad las respalda, por lo que vaya nuestra contundente expresión como Fundación contra ellas haciendo un llamamiento a la seriedad y el desarrollo de intervenciones serias y no comprometedoras.

Ojalá nadie siga manchando el nombre de la psicología lucrándose con el concepto de sin fronteras, porque la psicología sin fronteras no es en absoluto esto.

Lo denunciamos públicamente y lo denunciaremos en un claro compromiso desde la Fundación por una profesión que intervenga desde la seriedad y profesionalidad.

Desde que empezamos a tener uso de razón, estamos recibiendo mensajes desde diferentes frentes sobre el amor. Da igual cuál sea la fuente, por lo general, se encargan de vendernos una serie de falsas verdades sobre el amor, que nada más lejos que ajustarse a la realidad, se aproxima a una parodia purpúrea de lo que nos encontramos cuando nos enfrentamos a las flechas de Cupido.

Quizá, en algún momento de tu vida, frases como “el amor puede con todo” o “el amor es para siempre” han resonado en tu cabeza como si de una voz en off se tratase. Estas frases, junto con otras como “si estamos enamorados, tenemos que desear estar siempre juntos” o “si me atrae otra persona, el amor se ha acabado”, conforman lo que se denomina “Mitos del amor romántico” (Marroqui, 2017). Pero, ¿qué son esos mitos? Son un conjunto de creencias erróneas acerca de las relaciones sexo-afectivas que actúan como la fórmula ideal para que aparezca la frustración, la insatisfacción y el fracaso; e incluso en algunas ocasiones, la toxicidad (Esclapez, 2022).

Como decía el amor, la mayoría de las veces, sí que tiene fecha de caducidad y no siempre es necesario que existan conflictos en la relación para que esta llegue a su fin. Si estás leyendo esto, a lo mejor estás en algún momento delicado de tu relación o has dejado de idealizar a tu pareja y estás buscando información de arroje algo de luz sobre el camino de baldosas amarillas a través del que huir del hechizo de Cupido.

Poner punto y final a una relación no suele ser una tarea sencilla, por lo que la mayoría de las veces, el punto final se queda en punto y aparte, y seguido, punto y coma, coma y vuelta a empezar. A continuación, encontrarás una serie de tips con los que afrontar tu ruptura de la forma más funcional posible, consiguiendo que esta experiencia sea un poco más llevadera.

1. No tomes decisiones precipitadas.

Es frecuente que estos pensamientos aparezcan junto con estados emocionales negativos intensos. Lo mejor será darte un tiempo para reposar el malestar y reflexionar de forma objetiva sobre ello cuando la agitación pase.

2. Elige el lugar adecuado.

Preferiblemente espacios en los que ambas partes se sientan cómodas para mantener la conversación.

3. Evita canales indirectos.

No recurras a terceras personas o envíes mensajes por miedo a tener una conversación con tu futura ex-pareja. Puede resultar tentador y liberador, pero es muy poco responsable a nivel afectivo (Esclapez, 2022).

4. La asertividad será tu mejor compañera.

Ten claras cuáles son tus necesidades y ponlas sobre la mesa sin sobrepasar las de la persona que tienes enfrente.

5. Evita los “y si…”.

Hablando de responsabilidad afectiva, es muy injusto para la otra persona dejar abierta la posibilidad de que se vuelva a dar otra oportunidad en un futuro. Esto podría entorpecer su duelo, enquistando el proceso.

6. Mantente firme en tu decisión.

¿Has oído hablar del contacto cero? Será tu mejor aliado una vez que hayas tomado la decisión y te hayas comunicado. Esto último es importante porque si no, estaríamos hablando de ghosting (Esclapez, 2022). Cuando decidimos establecer contacto cero, estamos poniendo un punto y final a la relación y al contacto, tanto físico como virtual, con esa persona. La idea es que cuanto menos información nos llegue sobre la persona en cuestión, el sufrimiento asociado a la ruptura cada vez será menor.

Es recomendable hacer algún ritual para hacer más notable el momento en el que se pone fin a la relación, por ejemplo, guardar todos los recuerdos en una caja y apartarla en un lugar poco visible. Otros consejos pasan por eliminar su contacto de las redes sociales o bloquearlo, cortar el contacto telefónico, no contactar con sus allegados, evitar hablar de su persona, evitar sitios en los que, con total seguridad, podáis coincidir, etc. (Esclapez, 2022).

Por último, es importante que tengas en cuenta que estos artículos no pueden utilizarse como sustituto a la terapia. La ayuda profesional es la mejor pauta para afrontar una ruptura y superar el duelo.

REFERENCIAS

Marroquí, M. (2017) Eso no es amor. Destino
Esclapez, M. (2022) Me quiero, te quiero. Una guía para desarrollar relaciones de pareja sanas (y mejorar las que ya tienes). Bruguera
Esclapez, M. (2023) Tú eres tu lugar seguro. Bruguera

Artículo elaborado por Noelia, alumna de la Universidad Europea de Madrid, participante en el Programa de Prácticas Universitarias de la Fundación Psicología Sin Fronteras.