La Real Academia Española (RAE) define el amor como “Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser”. Ilturralde de Ardavín (1994) explica el amor como aquella experiencia pura, honesta, inteligente que busca el bien del otro. Otra definición de amor es el conjunto de procesos mentales (motivaciones, pensamientos y emociones), reacciones hormonales, comportamientos y declaraciones que se manifiestan en las relaciones interpersonales (Yela, 2001). Sin embargo, definir el amor es un asunto complejo, existen tantas definiciones de amor como autores hablan de ello y casi tantos tipos de amor como tipo de personas y relaciones entre ellas (Sangrador, 1993).
A lo largo de la historia el amor ha sido un tema de gran interés y desconocimiento para el ser humano. Por ejemplo, Gottman en 1993, estudió las interacciones en parejas de diversas orientaciones sexuales para el desarrollo de un modelo matemático que fue capaz de predecir la estabilidad de una relación con 80-90% de precisión. El modelo cuantificaba la relación de la pareja a través del registro de comportamientos positivos (expresar gratitud, aprecio, interés, etc) y comportamientos negativos (expresar crítica, desprecio, actitudes desfavorables, etc) para calcular la duración de la pareja (Gottman, 1993). De este modo, se han elaborado diversas teorías y modelos explicativos con respecto a lo que abarca el amor y cómo nos relacionamos con él, como lo son también las teorías de apego o modelos de aprendizaje. Uno de los modelos más aceptados es el de la Teoría Triangular de Sternberg (Figura 1). Este modelo contempla el amor como un producto de tres dimensiones: la Intimidad, definida como el vínculo afectivo caracterizado por el apoyo emocional y comportamental mutuo, la pasión, definida como los deseos derivados de la activación sexual y la necesidad de contacto físico, y el compromiso, definido como el interés por conservar la relación a pesar de las dificultades que se presenten (Sternberg, 1986). Pocos años más tarde, Sternberg en 1988 desglosa la pasión en dos tipos: la pasión erótica (fisiológica) como la excitación sexual y por otro lado la pasión romántica (psicológica) como producto de sentimientos románticos que impulsan a conectar afectivamente con los demás.
Figura 1
Teoría Triangular de Sternberg.
Nota. Imagen extraída de Psicología y Mente, 2024.
Yela 1996, teorizó sobre la posible evolución filogenética y culturas a lo largo de tiempo, situando a la pasión erótica como la más antigua y relacionado con los impulsos sexuales más básicos, después evolutivamente aparecería la necesidad de establecer y mantener vínculos fuertes (compromiso) y después surge la intimidad siendo la más compleja y dependiente de factores psicológicos y culturales. Por último y hasta la fecha exclusiva del ser humano, aparece la pasión romántica que fue consolidada socioculturalmente (Yela, 1996).
De los primeros mitos de amor son el de Andrógino, el cual explica que los seres humanos fueron castigados con la separación dual por lo que están de este modo condenados a encontrar su pareja (Pascual Fernández, 2016). Otro mito de la cultura literaria es el amor cortés caracterizado por la necesidad innata del ser humano de vivir un amor apasionado e ideal (Karandashev, 2015). De este modo, durante las últimas décadas la literatura científica ha podido determinar una marcada presencia de siete mitos sobre el amor romántico (Bisquet-Bover et al., 2019) los cuales son:
- La media naranja: idea de que cada individuo tiene su mitad.
- La pasión eterna: la intensidad infrenable de las primeras fases del enamoramiento debe de mantenerse durante el tiempo.
- La omnipotencia del amor: el amor como algo que solucionará todos los problemas de pareja.
- El emparejamiento: Hace referencia que el estado de pareja es lo normal, siendo la soltería o la no monogamia lo extraño.
- Ensalzamiento de los celos: los celos como una muestra de amor.
- La exclusividad: hace referencia a la imposibilidad de enamorarse simultáneamente de más de una persona, excluyendo a la diversidad no monógama.
- Matrimonio: como la máxima unión de la pareja, siendo el matrimonio como a lo que debe de conducir necesariamente el amor.
Numerosos estudios, a través de la Escala de Mitos hacia el Amor, reafirman que los adolescentes asumen las creencias y mitos preestablecidos sobre el amor y las relaciones románticas (Rodríguez-Castro et al., 2014). Estas ideas ficticias son promovidas por “dating shows” como por ejemplo el reality popular de La Isla de Las Tentaciones (Rebollo-Bueno, 2022). Programas como estos presentan un impacto social relevante no solo por lo que promueve sino por el público que atrae, predominantemente de jóvenes (Rebollo-Bueno, 2022). Además, está comprobado que la popularización de estos mitos y concepciones erróneas son un factor clave de riesgo de la violencia de género (Bisquet-Bover et al., 2019). De este modo, no hay que olvidar las personas nos desarrollamos en un marco contextual y cultura específica que influencia en la forma que tenemos de asumir, interpretar y sentir la variedad de fenómenos sociales (Hofstede et al., 2003). Se podría decir que, desde pequeños, aprendemos por las normas sociales si cómo, cuándo de quién y de qué no es capaz de enamorarse (Sangrador, 1993). De este modo, el amor y las relaciones románticas podrían ser percibidas tal y como las proyecta el contexto, siendo el modelo romántico un constructo social creado por la visión occidental (Verdú Delgado, 2014). Spinoza percibía el amor como un estado mental acompañado de la idea que hacemos de estar enamorados (Melamed, 2019) Entonces se plantea un debate a modo de cierre, ¿Nos enamoramos de la persona o de la idea que tenemos de ella?
REFERENCIAS
Armando, J. (2016). La teoría triangular del amor de Sternberg [Imagen]. Psicología y Mente. https://pymstatic.com/4955/conversions/triangulo-del-amor-de-sternberg-wide_webp.webp
Bisquet-Bover, M., Giménez-García, C., Gil-Juliá, B., Martínez-Gómez, N., & Gil-Llario, M. D. (2019). Mitos del amor romántico y autoestima en adolescentes. INFAD. Revista de Psicología, 1(4), 507-518. https://doi.org/10.17060/ijodaep.2019.n1.v5.1633
Gottman, J. M. (1993). A theory of marital dissolution and stability. Journal of Family Psychology, 7(1), 57–75. https://doi.org/10.1037/0893-3200.7.1.57
Hofstede, G., Garibaldi de Hilal, A. V., Malvezzi, S., Tanure, B., & Vinken, H. (2010). Comparing regional cultures within a country: Lessons from Brazil. Journal of Cross-Cultural Psychology, 41(3), 336-352. https://doi.org/10.1177/0022022109359696
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Melamed, Y. (2019). The enigma of Spinoza’s amor Dei intellectualis. Routledge, pp. 222-238
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Rebollo-Bueno, S. (2023). Ideología y mitos del amor romántico en los dating shows. Estudio de audiencia de La isla de las tentaciones. Estudios sobre el Mensaje Periodístico, 29 (3), 677-688. https://doi.org/10.5209/esmp.84540
Rodríguez-Castro, Y., Lameiras-Fernández, M., Carrera-Fernández, M. V., & Vallejo-Medina, P. (2013). La fiabilidad y validez de la escala de mitos hacia el amor: las creencias de los y las adolescentes. Revista de psicología social, 28(2), 157-168. https://doi.org/10.1174/021347413806196708
Sangrador, J. L. (1993). Consideraciones psicosociales sobre el amor romántico. Psicothema, 5(Suplemento), 181–196. Recuperado a partir de: https://reunido.uniovi.es/index.php/PST/article/view/7188
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Yela García, C. (2001). El amor desde la psicología social ni tan libres, ni tan racionales. Madrid: Pirámide.
Artículo elaborado por Salvador Trascasa Manzanedo, alumno de la Universidad Europea de Madrid, participante en el Programa de Prácticas Universitarias de la Fundación Psicología Sin Fronteras.